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Mensaje de Madre Elvira

Los jóvenes son las personas que más desean, aman y buscan la libertad. Los jóvenes están cansados de las máscaras de los adultos, buscan la autenticidad, la pureza, buscan la sonrisa, la alegría y todo esto no es alguna cosa: es Alguien, es Dios. La libertad que buscan los jóvenes de hoy es el Rostro de Dios, solo que no saben reconocerlo. ¿Dónde están los modelos que los jóvenes pueden mirar? ¿Nosotros, los adultos, qué les estamos dando a los jóvenes?
Estamos inmersos en el Espíritu Santo, que abraza cotidianamente el tiempo de nuestra vida. El Espíritu Creador resucita y hace nuevas las cosas todos los días y hoy la creación nueva que realiza somos nosotros. Dios quiere entrar en la raíz de nuestra historia, en los momentos de nuestra vida pasada, y a menudo herida porque el encuentro con Él es la semilla de una creación nueva, es la primavera permanente del corazón.
Si nos esforzáramos para liberarnos de todas las cosas inútiles, de nuestros miedos, de nuestra ambición, de nuestro deseo de aparentar, si  abandonamos todo este “lastre”, también nosotros seremos capaces de vivir una vida limpia y generosa, ¡con muchas  oportunidades de ayudar, de ver, de intuir y de servir a todos! A menudo sólo miramos lo que hacemos y si los otros lo notan… nadie piensa que lo que cuenta está adentro: es mi ser el que  ama, llora, sonríe, se alegra...

En estos últimos días de preparación para la Pascua del Señor, podremos contemplar y conocer mejor lo que Jesús hizo por nosotros, ¡Su Amor “hasta el fin”!   Allí está la fuente  de nuestra capacidad  de amar y dar la vida,  la que nos llevará a una vida plena, verdadera, luminosa… aún en los momentos de cruz.

Pidamos  ayuda  a  la Virgen, que a los pies de la Cruz de Su Hijo se transformó en nuestra Madre y Maestra, guía segura para cada uno de nosotros.

La Cuaresma es un camino para llegar a festejar nuestra fe en la Pascua, un camino de muerte y de Resurrección. Podemos decir que ya lo hemos recorrido antes, que ya hicimos este éxodo hacia la libertad: Antes de la Comunidad estábamos en la muerte, ahora ya no, porque el “Alba de la Resurrección” está resplandeciendo sobre esas tinieblas y las está venciendo! El camino cuaresmal que recorreremos juntos será -si lo queremos, si lo creemos- el experimentar una verdadera y profunda sanación de todo malestar interior.
¡Buen día vida mía!
 ¡Buen día vida mía!
Cuando nos despertamos a la mañana debemos decirnos: “¡Buen día vida mía!” Si nosotros no somos los primeros amantes de nuestra propia vida, ¿por qué los demás deberían amarnos? Todos los días debes contemplar tu vida en su novedad porque la vida es dinamismo ¡la vida es Dios que todos los días crea y recrea novedades dentro y fuera de nosotros! No nos asombramos lo suficiente ni pensamos mucho en el hecho de que cada día hay Alguien que hace surgir la luz…no nos acordamos, y nos volvemos banales, dando por descontado que me despierto, tengo salud, pienso, amo, tengo fuerza para sonreír… ¡Dios, en cambio, permanece fiel porque le interesamos, nos quiere y a cada instante construye un futuro siempre nuevo!
El que pierde su vida la encontrará
¡Recién terminamos el año viejo para vivir algo nuevo, entonces ya no podemos ser iguales a ayer! Pobres de nosotros si no tomamos en serio el amor de Dios….estamos en el mundo por Su amor, podemos vivir una vida plena y en la verdad, sin ‘compromisos’, pero tenemos que aprender a sufrir un poco, para que pueda vencer el bien y florezca la vida. Lo dijo Jesús: “El que pierde su vida la encontrará.” Probemos entregar, aunque sólo sea una sonrisa pero con el corazón limpio, sin buscar recompensa, entonces empezaremos a gustar otra calidad de vida. ¡Daremos nuestra vida y la recibiremos centuplicada y todos los que nos encontremos nos querrán porque en ellos hay una parte de nosotros!
Tenemos un encuentro que nos espera
Nos espera una cita que no termina en Navidad. Cada uno de nosotros tiene un deseo en el corazón, algo verdadero, bello, grande…Y para estar bien por fuera debemos pedir dones interiores. Muchas veces hacemos cosas que nos desilusionan porque no las abrazamos con todo nuestro ser sino que las toleramos, como algo exterior a nosotros, no nos pertenece y por lo tanto no alimenta nuestro corazón, ni nos da alegría.
Estemos bien atentos para que el Niño Jesús no sea un momento superficial. Debe ser Alguien que nos da respuestas interiores, que nos da la fuerza para hacer elecciones verdaderas.
La santitad es tu vida
La santidad es una sonrisa dada con amor. ¡La santidad es la puerta que te hace entrar en el paraíso! Y no sólo el de después de la muerte, sino ya, aquí en la tierra, cuando se vive la bondad, la verdad, el perdón, el amor. Los santos son hombres y mujeres como nosotros que lo lograron, que vencieron sus batallas porque tenían una fuerte voluntad. Ellos ni siquiera sabían que eran santos: se hicieron santos porque hacían cosas simples, normales, pero buenas y bellas para los demás. Todos nosotros, podemos ser santos, tenemos que tener buena voluntad...
La misión es un viaje, es salir de nosotros mismos.
La misión es un viaje, es salir de nosotros mismos. Por eso todos estamos llamados a ser misioneros, y no tenemos que ilusionarnos con estar en países lejanos pero permaneciendo en nosotros mismos, cerrados en nuestros pensamientos, recuerdos y deseos: así nos bloqueamos y haremos las cosas solo con el cuerpo, las manos, los pies…. ¡con lo que tenemos, no con lo que somos! En cambio, la misión es tu ser que se entrega, que no piensa más en sí mismo, que se interesa con cuerpo y alma por la necesidad de amor, esperanza y paz de los otros.
EL AMOR, EL MÁS BELLO INVENTO DE DIOS
Recibimos un gran don de Dios: nos ha llamado a experimentar la alegría de comunicar el amor.
No podemos jactarnos de nada, es un gran regalo, ya es una recompensa antes de hacerlo, no es fatiga sino reposo, no es tristeza sino alegría, no es cansancio sino energía. ¡Nuestro Amor debe ser encarnado, como lo fue Jesús; quién sabe a cuánta gente Jesús miró con sus ojos luminosos, limpios, para ayudar, para animar, para dar consuelo! Si amamos a Jesús, antes o después, este fuego sale por todas partes y las personas, al vernos se convierten.
Cada vez más me doy cuenta que los jóvenes de hoy quieren encontrar la verdad, quieren conocer la vida verdadera, sin miedo; son personas valientes que arriesgan, justamente porque quieren ver con sus propios ojos, con todo su ser, que el Evangelio no es un engaño, no es una fantasía, no es una doctrina, sino que es la vida… ¡y vida plena!
Sostengo que nos están dando una fuerte lección de coraje, de determinación para querer el bien y dejarse arrollar y conquistar por quien cree en ellos, para creer y llevar a cabo sus propuestas serias y exigentes...
¡GRACIAS!
Al finalizar la Fiesta de la Vida, surge de nuestro corazón una sola palabra, simple y sincera: ¡GRACIAS!
GRACIAS al Dios de la Vida que nos bendijo donándonos un clima sereno, que nos sostuvo con Su Providencia, que nos protegió de los peligros, que nos ayudó a crear el espíritu de comunión y de familia que se generó entre las personas llegadas de diversos países...
"Nos estamos preparando para el cumpleaños de la Comunidad, que desde hace años lo “bautizamos” con el nombre de “Fiesta de la Vida”. Son cuatro días de alegría en el Señor para hacer fiesta a la vida, a la vida de muchos jóvenes y familias que tienen un nombre, un rostro, y que aquí encontraron el verdadero sentido de su existencia! Podría decirles a cada uno de ustedes: “Toma tu vida en tus manos y date cuenta que es un don precioso, importante, único. ¡Redescubre la alegría de vivir, la belleza de entregar la vida!”
Ser auténticos no sale siempre naturalmente; tenemos que quererlo, porque a veces también nosotros somos  fariseos y vivimos en falsedad. Entonces debemos encontrar la fuente de la autenticidad, de la verdad, de la transparencia, que se encuentra “en el corazón”. Dios es el Corazón. Su corazón está en nosotros y nosotros vivimos en Él...
¡Estamos aquí una vez más para convencernos que nuestra fe es vida! Cuántas veces la Virgen se mostró en estos siglos para que podamos creer más profundamente en la fuerza de la fe. Porque la fe nos da fuerza, nos da seguridad, nos da paz; la fe es nuestra gran riqueza, y la Virgen solo se ve con los ojos de la fe, con la fuerza de la fe...
Abril
Para Pascua les deseo que nos pongamos en Su camino y que no nos conformemos nunca. Tenemos que mirar hacia adelante, el que se detiene está perdido. Si decimos “basta” estamos muertos; si dejamos de caminar hacia adelante vamos para atrás. Vayamos adelante con ganas y voluntad y encontraremos ciertamente a ese Jesús que es la respuesta a todos nuestros interrogantes, a nuestros porqués; Él es la respuesta, no la busquemos en otra parte...
CONTEMPLAR INTENSAMENTE EL CRUCIFIJO
El Crucifijo, la Síndone, es Jesús martirizado, humillado, dejado con el rostro tumefacto por nuestra maldad… y estando allí, delante de Él, nos volvemos más buenos, más misericordiosos, nos hacemos más silenciosos, más receptivos al amor. Intentemos vivir estos días mirando nuestro interior. Los verdaderos problemas de la vida están adentro nuestro, no afuera, y el Crucificado es la verdad, hace verdad. Tomémonos el tiempo, en este tiempo especial de la vida de la fe, para contemplar más intensamente al Crucifijo para comprender en profundidad el inmenso amor de Dios que por nosotros nació, murió y resucitó en Jesús.
 
La fe alimento de la vida
Hablando, escuchando, trabajando, estudiando... en todo lo que vivimos a diario, vamos aprendiendo de a poco a concretizar nuestra fe. En cada situación que nos sucede repitamos en nuestro corazón: ¡yo creo en Dios! Si aprendemos a apoyarnos en Él, si nos encomendamos a Él, seremos mucho más buenos, mucho más sonrientes, mucho más capaces de amarnos. Aprendamos a vivir la fuerza de la fe, la luz de la fe, la alegría de la fe. La fe es la brújula que te guía  durante todo el día, la fe nos transforma, nos cambia...