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Saludo de Madre Elvira

Hace veintiséis años, aquí no había nadie ni nada, sólo una casa deshecha; miren ahora cuántas casas: cada uno de ustedes es una “casa”, una casa misteriosa pero también alegre si sabemos escuchar. ¡No estamos más solos, recuérdenlo, jóvenes, no estamos más solos en nuestra casa, en la casa de nuestra vida!  Estamos siempre atentos a hacer vencer la alegría, la esperanza, el perdón, aunque tengamos el corazón herido.
 Mucha gente que nos sigue de hace muchos años me confía: “Elvira, dice siempre las mismas cosas.” ¡ Qué bello!  Es la verdad,   una verdad que no se puede cambiar, que se desarrolla dentro de ti, en tus amistades, en las personas que encuentras, que va agrandando tu casa.
Les quiero decir que hace veintiséis años yo buscaba una casa, también para ustedes. Y justo en este día, fiesta de nuestra Madre María, me llamaron del municipio para darme la llave de esta casa, para que la viera. Seguro que no era lo que es ahora: bella,  espaciosa….en ese momento aceptamos lo que la Virgen nos había prometido: una casa, aunque estuviera destruida, derribada…
Cuando me trajeron a ver la casa no había nada bien, estaba en ruinas, había culebras que se arrastraban en  el pasto altísimo. ¡Pero en un momento, mientras miraba  todas esas ruinas, de pronto se me vino a los ojos lo que ustedes están viendo ahora! Todos los demás, había dos hermanas que me acompañaban, me decían: “…Pero que vas a hacer aquí…” Estaban muy preocupados por dejarme en ese basural. ¡En cambio, cuando me quedé sola dentro de mí tenía tanta alegría, tanta  serenidad y coraje que ni yo misma sabía de dónde venía! Me arremangué y ni una sola vez miré para atrás ¡y el Señor hizo el resto!
Luego, a medida que se reconstruía la casa nos fuimos dando cuenta de que eran los chicos los que se reconstruían: en la mente, en el corazón, en el amor y en la alegría, al encontrarse con El que los salva. Luego, arribaron también ustedes, en  sus casas, más bien son más de cincuenta casas que dan la vuelta al mundo para hospedar y acoger a muchos jóvenes que necesitan este encuentro, que esperan, que creen en el amor, que creen en la amistad, creen que se puede ser bueno.

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