PADRE ALVARO
Fátima, 12 enero 2015
El Padre Álvaro, sacerdote diocesano de Portugal y gran amigo de nuestra Comunidad, partió al cielo en las primeras vísperas de la Fiesta del Bautismo de Jesús, ciertamente recibido por la Virgen María, a quien él tanto amó en la tierra de Fátima, y por los tres pastorcitos, los beatos Francisco, Jacinta y sor Lucía.
Gracias al encuentro que tuvo con la Comunidad, primero en Lourdes y luego en Medjugorjie, nació en su corazón una amistad intensa y una gran admiración por el Cenacolo: le hablaba a todos, los invitaba a visitarnos, a tocar con la mano la resurrección….Gracias a su fe nació el grupo de amigos de Portugal, que durante años rezaron con perseverancia para que la Comunidad llegara a esa tierra. La oración insistente “golpeó” al corazón de María y a nuestra puerta: ¡la oración buscó y encontró! Es así que hace unos años llegamos a Fátima: ¡qué gran regalo y privilegio! Y el Padre Álvaro vio coronado su sueño: ¡estaba feliz como un niño, lleno de alegría y de asombro! En cuanto llegaron a Portugal el sábado a la tarde, para un encuentro programado previamente en Fátima , Padre Stefano y Padre Andrea pasaron por el hospital donde estaba internado desde hacía unos días, ya en fase terminal, e hicieron junto a él una intensa y conmovida oración donde le agradecieron sinceramente de parte de toda la Comunidad por el gran amor que nos tuvo, para saludar a un sacerdote tan querido por nosotros. Al finalizar la oración le leyeron un simple mensaje de Madre Elvira y las Hermanas que lo alentaban a no tener miedo: ¡el cielo lo está esperando! Y así fue: pocas horas después nos avisaron que había “partido”. Nos pareció que él también quiso esperar a saludarnos antes de “partir”. Ayer, domingo 11 de enero, participamos en la Misa que sus feligreses de Lisboa quisieron celebrar para expresar todo su agradecimiento a Padre Álvaro; quedamos asombrados cuando contaron sus recuerdos de él que nos lo mostraban “por dentro”: un hombre simple pero capaz de creer en ese “algo más” que es imposible para los hombres pero no para Dios! Ayudó a mucha gente a encontrarse con el Señor a través de la Virgen y a seguir el camino simple y verdadero del Evangelio hacia una vida nueva. Además, tenía en el corazón la “justicia”, que el mundo se transforme en más limpio, más bello, más respetuoso de los niños y la familia. Más allá del dolor por la pérdida, agradecemos y nos alegramos: tenemos un gran amigo más en el Paraíso que nos acompaña y nos ayuda. Agradecemos al Señor por este siervo sencillo, sereno, fiel que llevó nuestra Comunidad a Fátima: qué gran don para nuestros jóvenes estar allí hoy, sentirse muy queridos por todos en el Santuario, es una alegría ver que nuestra presencia es una bendición para muchos amigos y vecinos, para los sacerdotes y las familias que nos visitan. ¡Obrigado! Padre Álvaro, como te gustaba cantar: “¡….sólo gracias, por todo y por siempre!” ¡Te queremos mucho! ¡Reza por nosotros e intercede desde el Cielo!
“Tus” jóvenes de la Fraternidad “Ángel de la Paz” de Fátima, Portugal
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