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Encuentro de las “Misioneras – Siervas por Amor” en Medjugorje

Nuestra ropa todavía está impregnada de la tierra roja de Medjugorje, tanto como nuestro corazón y nuestro espíritu.
La Providencia quiso que en este lugar bendito por el Señor y por María se reunieran la semana pasada 90 chicas que hace más tiempo que están en la Comunidad – entre ellas también esposas y Hermanas Misioneras de la Resurrección- provenientes de más de diez casas de Italia y del extranjero para el encuentro anual de las “Misioneras - Siervas por Amor”.
Los chicos de Campo de la Vida se hicieron Providencia para nosotras, nos dejaron la casa y se instalaron en otras fraternidades de Croacia; quedó sólo un pequeño grupo para proveer los servicios y realizar los testimonios a los peregrinos.
Partimos en pulman desde Saluzzo por la noche del lunes 8 de abril, día de la Anunciación. Cuando pisamos tierra Bosnia el P. Stefano celebró la primera Misa para inaugurar la peregrinación, recomendó a las chicas que entren a la escuela de María. Tal como María se preguntó: “¿Cómo puede ser si yo no tengo relación con ningún hombre?”, al interrogarse sobre el sentido de lo que le estaba sucediendo, cada una de nosotras está invitada a seguirla en la búsqueda, seguras de que el ángel está con nosotras diciéndonos: “No temas… Dios te ha favorecido.”
A la mañana siguiente todas subimos la colina del Podbrdo, a rezar en el lugar de la primera aparición de María a los videntes de Medjugorje. Cita que cumplimos casi todos los días del retiro, a los pies de la “Kraljica Mira” dejábamos todas nuestras preocupaciones y le encomendábamos la jornada.
Dentro del programa, todos los días tuvimos catequesis de P. Stefano y la Santa Misa, a menudo celebrada por P. Ivan. Todo se vivía en un clima de silencio y oración.
En las catequesis, el P. Stefano analizó algunas figuras femeninas del Nuevo Testamento. Desde las mujeres sanadas y salvadas por Jesús; las que lo recibieron en su casa; hasta las testigos de la Resurrección. Mujeres que a menudo no tienen nombre ni rostro para que cada chica pudiera reconocerse.
En cambio P. Ivan, en sus homilías, nos hizo entrar cada día un poco más en los Hechos de los Apóstoles, llegando al corazón de todas con su manera simple y directa de compartir el pan de la Palabra.
Dos acontecimientos marcaron particularmente estos días. El primero fue el miércoles 10 de abril, cuando Madre Elvira y un grupito de hermanas llegaron a Medjugorje. Las chicas las recibieron con cantos y “gestos” en el patio de “Campo de la Vida”. Esa misma tarde, luego de la catequesis en la que también participó Madre Elvira, fuimos a rezar dos rosarios caminando, paramos en la Cruz Azul, otro lugar santo al pie del Podbrdo, en el que se apareció la Virgen.
El segundo momento fuerte fue el Via Crucis del viernes a la mañana subiendo el Krizevac, una alta colina de 500 metros, coronada por una cruz construida por los habitantes de la parroquia de Medjugorje en memoria de los 1900 años de la muerte y Resurrección de Cristo. Cada estación fue encomendada a una fraternidad que escribió una pequeña meditación, lo que hace este Via Crucis particularmente familiar y comunitario. Llegadas a la cima, delante de la estación de la Resurrección, P. Stefano nos invitó a saludarnos con las palabras: “¡Verdaderamente has resucitado, aleluya!” Fue un momento de alegría y emoción culminando varios días de de camino interior y reflexión. Después fuimos en procesión hacia la cruz, luego de un momento de oración hicimos una fogata con las cartas escritas en estos días: quemamos, cantando y bailando alrededor del fuego, todo lo que pesaba de nuestro pasado y de nuestra vida reciente y todas las oraciones que quisimos elevar a Dios.
El viernes a la tarde fuimos a visitar a las chicas de “Campo de la Alegría”, nos saludamos y rezamos juntas. Después tuvimos una buenísima merienda. Regresamos al “Campo de la Vida” rezando dos rosarios y corriendo con Madre Elvira. La silla de ruedas de Elvira iba a gran velocidad y las chicas corrían detrás, mientras los peregrinos que se cruzaban con el grupo de “corredoras” nos miraban con una mezcla de alegría, sorpresa y asombro!
El sábado fue el día de compartir, divididas en grupos intercambiamos impresiones, emociones, sufrimientos y alegrías de la semana. Por la noche, los hermanos se hicieron Providencia nuevamente amasando la pizza para todas, y luego de un saludo cantado por Madre Elvira a la luz de las velas, en la puerta de su casa, fuimos al gran salón donde se reciben los peregrinos para vivir la última noche de cantos, bailes y para ver un video juntas.
El domingo a la mañana, P. Stefano celebró la Santa Misa y luego, con la bendición de María, regresamos a nuestras fraternidades.
En el pulman había alguna que tenía la pollera sucia de la tierra roja de Medjugorje, quien había estado frente al Santísimo toda la noche y se durmió en seguida, otra tenía los pies doloridos por las subidas al Podbrdo… pero todas teníamos el corazón más en paz, lleno de amor recibido para donar.
¡Gracias María y gracias San José por toda la Providencia de estos días!

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