El 27 de febrero los sacerdotes, consagrados, Hermanas, chicos y chicas de la Comunidad fueron a Roma para vivir junto al Papa Benedicto XVI su última audiencia general en la plaza San Pedro. Madre Elvira no pudo estar presente en la última audiencia del Papa Benedicto XVI en la Plaza San Pedro, pero vio todo por televisión y participó con muchop entusiasmo, se levantaba de la silla y gritaba: “¡Benedicto, Benedicto!” y aplaudía. Cuando regresamos de Roma quiso escuchar nuestro testimonio sobre lo que habíamos vivido y después nos dijo: “Muchas veces pude estar con el Papa Benedicto, siempre nos tomamos de las manos, nos miramos a los ojos y hablamos con el corazón y con mucha amistad. ¡Deseo mucho volver a verlo, estoy segura que nos encontraremos! Me da mucha ternura mirarlo y escucharlo porque es un hombre bueno y humilde. No siento que él no esté más: ¡él está, él está!"
Las palabras de Benedicto XVI en su última audiencia en la Plaza San Pedro en el Vaticano me llegaron profundamente al corazón, especialmente cuando dijo que la Iglesia no es suya, no es nuestra, es de Cristo. Justo en este Año de la Fe, nuestro Papa, ahora Emérito, nos dio la catequesis más bella, no con palabras sino con hechos: de alguna manera nos “obliga” no solo a la Iglesia sino personalmente a cada uno de nosotros, a dar un paso adelante en la fe, a creer que no nos quedamos solos en la barca de Pedro sino que verdaderamente es el Señor el que la guía y la dirige. ¡Gracias Benedicto XVI, porque no nos quedamos “sin” Papa! ¡Tú en la oración estarás siempre con nosotros! Don Michel
En la Plaza San Pedro sentí un fuerte clima de familia a pesar de la multitud. Me conmovió la relación entre la gente y el Papa: entendí que había una gran capacidad de escucha, mucho respeto y emoción por las palabras que nos dijo. El Papa dijo algunas frases fuertes y cuando la multitud aplaudía se sentía que todos entendían la profundidad de sus palabras. Jerome
Mi corazón, como el de muchos otros dice gracias: gracias porque verdaderamente eres un hombre de Dios, porque siempre estuviste cerca en la alegría, pero también en los sufrimientos y tormentas. Aunque nunca hablé personalmente contigo, hoy, Santo Padre, al verte pasar entre la gente, me conmoví y me sentí muy cerca de ti. Yo también quiero ser así de humilde, simple, un hombre de fe y de coraje. Hubert
Su audiencia me pareció una “compartida” hecha con el corazón sobre lo que vive y vivió en estos años de pontificado, como un amigo que se confía con otro, y me llegó directo al corazón. Cuando terminó, todos pensábamos que pasaría entre nosotros, pero se fue: por un momento bajó un silencio en la plaza, también en este gesto vi su humildad al saber dejar. Agradezco a Jesús que me llamó a una Comunidad que ama a la Iglesia y al Papa, ¡y que me permite vivir estas experiencias concretas de Iglesia! Suor Claudia
¡Agradezco a la Comunidad que me hizo conocer y amar al Papa, porque descubrí en Él un Pastor humilde y verdadero que nos quiere mucho! En la última Audiencia contó que cuando lo eligieron Papa le dijo al Señor: “¿Por qué me pides esto? ¿Qué me pides?” Y me conmovió su respuesta: “¡Jesús, si Tú me lo pides, en tu Palabra tiraré las redes!” Él confió y Jesús nunca lo dejó solo; es lo que yo vivo hoy: Jesús me pidió que lo siga y descubro que a pesar de mis pobrezas, es Él quien cumple su voluntad en mí. Ya no soy solo yo. ¡Por eso no estoy ni estaré más sola! Anna
Fue conmovedor ver tanta gente, de muchos países, que han sido tocados y reunidos por el corazón de nuestro Papa, por sus palabras y su ternura de Padre. Como dijo el Papa, sentí la fuerza y la unidad no de una institución sino de una Iglesia viva, de una Iglesia que lucha, sufre y espera junto a su Pastor y que con Él se encomienda confiadamente a las manos del verdadero y único “patrón”. Gracias, Papa Benedicto, porque hasta el final colmaste nuestro corazón con palabras de esperanza y reconocimiento, gracias porque nos enseñaste que en la humildad y la verdad frente a Dios, se vive con coraje la fe. Bárbara
Me dio mucha esperanza cuando el Papa recordó: “Es un gran peso el que Dios me pide que lleve, pero en tu Palabra tiraré las redes, seguro que me guiarás también con todas mis debilidades.” Esta frase me reveló el secreto de cómo superar las dificultades, buscando siempre la ayuda de Dios. Martina
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