ENCUENTRO DE LAS “MISIONERAS-SIERVAS POR AMOR” EN CERTOSA DE PESIO
Este año las Misioneras Siervas por Amor , que vivimos en la Comunidad durante más años y que decidimos quedarnos para devolver gratuitamente lo que gratuitamente hemos recibido, nos encontramos en la Certosa de Pesio a mediados de abril, para vivir una semana de silencio, reflexión, oración, también de alegría y compartir. Éramos cerca de setenta, llegadas de varias fraternidades de Europa, también algunas esposas de la Comunidad y las Hermanas Misioneras de la Resurrección con las Novicias. Fueron días intensos en los que tuvimos muchos momentos de silencio para mirarnos interiormente y reflexionar, guiadas por el hilo conductor de este encuentro, que era el mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de la Juventud 2012, bajo el lema de San Pablo: “¡Estén siempre alegres en el Señor!” Con las catequesis, inspiradas en el mensaje de Benedicto XVI, descubrimos que, palabras textuales del Papa, “. . .nuestro corazón está hecho para la alegría,” que “. . .Dios es la fuente de la verdadera alegría” y que si la encontramos también tenemos que saber transmitirla a las jóvenes y a los niños que viven con nosotras en la fraternidad, prestando atención a las cosas y no negarlas. Como tema “de fondo” estaba la amistad verdadera, que Madre Elvira eligió como guía para este año. Rodeadas de una naturaleza bellísima, por las montañas y el agua del río Pesio, aunque llovió un poco tuvimos la posibilidad de rezar muchos “Rosarios caminados”, de caminar por la orilla del río, de sentarnos a contemplar la naturaleza en silencio para escuchar mejor la voz de Dios dentro nuestro. Además, la Certosa con sus siglos de historia y los centenares de monjes que pasaron por allí dedicando su vida a la oración, nos ofrecía el ambiente y el clima justo para rezar. En la Capilla del “Desierto”, que en un tiempo fue la celda de un monje certosino, hicimos la adoración continua del Santísimo Sacramento, día y noche; también tuvimos el don de la Santa Misa todos los días y de la ‘Hora de la Misericordia’, una hora de Adoración comunitaria que vivimos todas juntas en la Capilla “Beato Allamano”, más amplia y espaciosa; allí le pudimos encomendar a Dios nuestras intenciones, rezar por las chicas que habían quedado en la casa, por todas las personas que nos piden oración, por los enfermos, por los misioneros, y recibimos la bendición para nuestro camino, que seguirá según las distintas vocaciones que Dios escribió en nuestros corazones. El miércoles tuvimos el gran regalo de la presencia de Madre Elvira: permaneció todo el día y saludó a una por una, bromeando con nosotras y transmitiendo su alegría. Al finalizar la Adoración comunitaria, antes de regresar, nos estimuló a ser auténticas para dar todo el bien que podamos. Agradecemos de corazón a la Divina Providencia que nos permitió vivir estos días, al Padre Francesco Peyron y a los Padres de la Certosa por habernos hospedado con amistad y generosidad, a las cocineras, las Hermanas Misioneras de la Resurrección y las Novicias por habernos servido con amor y alegría, sin hacernos faltar nada. ¡Gracias!
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