Llegó el momento tan esperado de la apertura de la casa en España. Un grupo de doce jóvenes, provenientes de la fraternidad de Lourdes y de la Casa Madre, fueron invitados a dar vida a una nueva fraternidad del Cenacolo, en la localidad de Terrasa, cerca de Barcelona, nacida gracias a la amistad y fidelidad de un grupo grande de amigos y de familias que con los años se unieron en el deseo de llevar nuestra realidad a su país. Todo comenzó según el “camino” que la Divina Providencia habitualmente dispone en nuestra casa: sucedió que dentro de una misma Parroquia, algunas personas, independientemente unos de otros, habían conocido la Comunidad en viajes a Lourdes y Medjugorgie y se habían entusiasmado. Cuando un día se dieron cuenta que el Señor les había puesto la misma semilla de esperanza en el corazón a cada uno, comprendieron que el deseo había nacido de Dios y siguieron adelante con la Comunidad, pidiendo que enviaran un grupo de jóvenes para dar vida a esta nueva realidad del Cenacolo. En estos años, la espera se hizo oración y se constituyó un grupo de amigos que continuó “golpeando” al Corazón de Dios y de María, solicitando y obteniendo también el interés de la Iglesia local. Gracias a la bondad del Obispo y de los Sacerdotes, lograron encontrar una casa en la que concretamente sería posible abrir una fraternidad nuestra. Y el Señor dio su “aprobación”, la que nosotros siempre esperamos, a través del don más precioso: ¡la vida! Sí, porque en este largo tiempo de espera empezaron a llegar muchos chicos y también mujeres a la Comunidad; cada vez más familias se comprometían con el camino comunitario, participando en los grupos de padres organizados en Lourdes, viniendo a conocernos en Italia para la Fiesta de la Vida, a los encuentros de Navidad. . .en suma, la vida de muchas personas se unió a nosotros y nosotros nos sentimos ligados y también llamados a servir la vida en ese pueblo y en esa nación. Así llegó el momento de comenzar, con gratitud y humildad. Mucha gratitud que le debemos a Dios por Su fidelidad y por el asombro siempre nuevo de vernos llamados a cosas mucho más grandes que nosotros, pero también gratitud a la Iglesia y a las familias de España que esperaron y creyeron con mucho entusiasmo y fidelidad. Humildad porque somos concientes de que hay muchos jóvenes que necesitan ayuda y que serán muchos los que “golpearán” a las puertas de la Comunidad, pero no somos nosotros los que les daremos las respuestas y la esperanza que buscan: sólo Dios sabe y puede sanar y salvar la vida. ¡Sólo Él! Les pedimos que acompañen este nuevo “hijo” del Cenacolo, este primer “niño” español con mucha oración: ¡pidámosle a la Virgen que interceda por nosotros y les dé a nuestros jóvenes Su Fe, Su coraje, Su humildad que sirve, espera, ama y no se rinde! Gracias por todo lo que lograremos gracias a sus oraciones y les haremos saber las novedades y los pasos que irá viviendo esta fraternidad nuestra. Un abrazo de la Comunidad y de los doce “apóstoles pioneros” de España ¡Gracias!
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