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Festival of Life en Alabama

Fiesta de la Vida en Alabama
Este año, la Fiesta de la Vida americana se hizo en Alabama donde gracias a la amistad y a la “alegre esperanza” de  Obispo Baker, se abrió la  fraternidad “Nuestra Señora de la Alegre Esperanza”, ubicada justo al lado del Santuario del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesús”. Pudimos reunirnos con los jóvenes y las familias de la tierra norteamericana, compartiendo a pesar del frío, el “calor” del Amor de Dios. 

 

         Agradecemos especialmente sus oraciones que acompañaron estos días de “gracia” para muchas familias y jóvenes norteamericanos reunidos en nuestra nueva fraternidad “Nuestra Señora de la Alegre Esperanza”. El primer día del encuentro lo  vivimos en el vecino “Santuario  del Santísimo Cuerpo y Sangre de Jesús”, construido en el corazón de Alabama por la Madre Angélica, una humilde  religiosa de clausura, elegida por Dios para dar vida a un canal católico, EWTN, muy conocido en todo el continente americano.

         La cercanía de nuestra casa con el Santuario, donde hay Adoración Eucarística  permanente, es una bendición “espiritual” para nuestros jóvenes, y también lo fue para las familias reunidas en  la Fiesta de la Vida americana.  El encuentro se realizó al aire libre, donde hay una reproducción de la Gruta  de Lourdes, en un gran espacio con  bancos  para los grupos que llegan. A pesar del frío gélido de Alabama, los padres americanos, bien equipados con  camperas y botas, resistieron bien.  Madre Elvira les habló de la importancia de comprender, a la luz de la cruz vivida en la familia, el verdadero sentido de la vida: ¡no son las cosas lo que hace feliz al hombre! Adentro del corazón se encuentra la alegría de vivir. Los padres que la veían por primera vez quedaron asombrados de la simplicidad y alegría que transmite con la sonrisa y los abrazos. Terminó diciéndoles: “¡Sonrían. La sonrisa es un sol, aunque haya nieve!”. Luego, durante la Santa Misa celebrada por el P. Stefano, que habló  de cómo la cruz nos puso en camino hacia el Crucifijo, hacia Dios, en el momento de la consagración parecía que verdaderamente nevaba. Una lluvia helada descendía abundante sobre todos, pero fue un milagro que nadie se movió. Todos se quedaron firmes hasta el final con mucha fe. . .y una alegría luminosa brillaba en los rostros.

         Por la tarde, finalizamos  los Misterios Dolorosos del Rosario providencialmente frente a un Crucifijo que muestra las llagas de Jesús, P. Stefano encontró la ocasión para una catequesis  acerca de nuestras heridas y que luego allí, donde  con más potencia se manifestó el mal, se transforma en ventanas abiertas a la misericordia de Dios.  Luego, el momento de  la adoración eucarística  se vivió en profundo silencio en la cripta del Santuario, un silencio que se percibía “lleno” de la presencia de Dios.  Luego de saludarnos cálidamente en la plazoleta del Santuario quedamos para el sábado a la mañana en la Comunidad.

         Al despertar en casa todo estaba escarchado y había una linda pátina de hielo sobre las sillas; así es que  empezamos a trabajar para preparar el recibimiento de las familias. Gracias a Dios también llegó el sol trayendo serenidad y calor en el corazón de todos. La Santa Misa fue bella y P. Stefano les explicó a los padres, a la luz de la Palabra de San Pablo que decía: “Aprendí a vivir tanto en las privaciones como en la abundancia ”, cómo también nosotros, en la Comunidad vivimos la experiencia que la vida vale más que las cosas; si las cosas son un don, también cuando faltan es un don, porque nos hace comprender que la vida vale más y que en el sacrificio se fortalece.  También nosotros, en las dificultades, experimentamos como San Pablo, una fuerza que no es nuestra que actúa en nosotros. Con él podemos decir “¡Todo lo puedo en El que me conforta!

         Por la tarde  hubo  conmovedores testimonios de jóvenes y de padres que no tuvieron miedo de contar su verdad. En cuanto  se ocultó el sol pusimos en escena el Recital “De las Tinieblas a la Luz”, para testimoniar a los padres y amigos nuestra historia de resurrección.

         Un hermoso video que cuenta la historia de la Comunidad en América se presentó antes del recital y  permitió a los que venían por primera vez  apreciar cómo llegó la Comunidad a  Estados Unidos. Providencialmente, llego S.E.R. Mons. Robert Baker, gran amigo de la Comunidad, “culpable” de nuestra primera  llegada,  primero en Florida y ahora en Alabama, estaba feliz por la presencia de Madre Elvira.  El baile y el testimonio de chicos y chicas tocaron el corazón de todos, padres y amigos, que regresaron a sus alojamientos con frío pero con  el calor de la esperanza viva en el corazón.

         El domingo por la mañana fue la Concelebración Eucarística solemne presidida por el Obispo Baker, precedida por la bendición de la casa; en la homilía el Obispo transmitió la alegría que siente de tener al Cenacolo en su Diócesis: en un mundo de falsas ilusiones, ¡la resurrección visible y tangible de los jóvenes de la Comunidad y de sus familias, es fuente viva de alegría para todos!

         Al terminar la Misa, Madre Elvira confirmó su alegría y su asombro al ver lo que Dios está haciendo también en América con estas palabras que conmovieron a todos: “Sigo sin entender nada, pero  estoy feliz de renovar  cada día mi “sí” a Dios. ¡Creo en el Amor, creo cada día más en el Dios de la Vida y del Amor!”

P. Stefano agradeció calurosamente al Obispo Baker porque “le dio un empujón a la esperanza” desde tantos años atrás, viniendo a Saluzzo a pedir que la Comunidad abriera una casa en Florida. Su esperanza de entonces se transformó en esperanza viva hoy para muchos jóvenes y familias.

         Por la tarde, después del Rosario y la Coronilla de la Misericordia, el emocionado saludo final de Albino que recordó que justo  veinte años atrás había entrado a la Comunidad. Agradeció a Dios, a Madre Elvira y a la Comunidad por los muchos milagros que le sucedieron  desde aquel día y por el gran bien que recibe de su esposa Joyce, de los chicos y de las familias.

         Los últimos cálidos abrazos de padres e hijos, la foto de recuerdo con Madre Elvira, las lágrimas de alegría y de gratitud sobre muchos rostros, hacían más bello el atardecer en el cielo límpido de Alabama: verdaderamente la vida hizo fiesta en estos días  gracias al sacrificio y al servicio gratuito de muchos jóvenes y padres que corrieron, cocinaron, sonrieron, cantaron, bailaron. . . felices de estar resucitados.

¡La vida es bella, sí, vivida en Dios  es bella!

Album Fotográfico...

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