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Esperanza para muchos jóvenes Para los que estamos en la casa “Madre de la Esperanza”, en Austria, la Fiesta de la Esperanza comenzó mucho antes de la cita de septiembre; nos estábamos preparando de hace rato. Algunas semanas antes de la Fiesta ya arribaron unos veinte chicos para realizar el escenario; una semana antes había cien chicos y chicas que participaban del recital. Todos estos jóvenes necesitaban un lugar para dormir y algo para comer. Además teníamos que organizar la parte técnica, la publicidad, la Santa Misa, la decoración – en suma todas las pequeñas y grandes cosas que hicieron el último tiempo muy esforzado. Los preparativos alcanzaron su punto culminante cuando arribaron los primeros jóvenes de Medjugorje con el camión del escenario para montarlo. Estábamos felices de hacer nuevas amistades, de poder recibir nuevos hermanos. Poco a poco nuestra nueva casa se llenaba de chicos. Todos los días iban a trabajar al anfiteatro de Sankt Margarethen para desmontar el escenario de la ópera y montar el nuestro, luego, en los últimos días, el equipo de montaje dormía en el lugar y a la casa venían a dormir los chicos y chicas de Medjugorje que participaban del recital. Muchos de nuestros chicos tuvieron el regalo de participar en el recital . Todos los días ensayaban y nosotros les llevábamos la comida al anfiteatro mientras en la casa se hacían las pruebas de coro y otros preparativos. El primer día de la fiesta era el viernes 24 de septiembre: el ensayo general con público. Antes rezamos con las personas que vinieron y dimos testimonios. Al día siguiente cambió el tiempo. A pesar del mal tiempo había tanta gente que hicieron el sacrificio de soportar la lluvia para ver el espectáculo, se sentía la fuerza de su amistad, así nos sosteníamos mutuamente. ¡Podemos testimoniar que la alegría llovía más fuerte que la lluvia! Y Madre Elvira, subiendo al escenario dijo: “¡Jesús resucitó, resucitó también bajo la lluvia!” También el domingo se pudo ver la fuerza de la fe: a pesar de los malos pronósticos para el tiempo, llegaron muchísimas personas para vivir esta fiesta de la esperanza. A las tres de la tarde comenzaba el programa presentando a la Comunidad con cantos y testimonios. Luego llegó nuestro amigo el Cardenal Schonborn (que también había estado en la Fiesta de la Vida en Saluzzo) y el nuevo obispo de Eisenstadt, que había sido consagrado Obispo el día anterior. 50 sacerdotes concelebraron la Santa Misa. El Cardenal nos alentaba diciendo que muchas veces en las grandes ocasiones de la Iglesia, el tiempo es inclemente porque debemos ser valientes. En la homilía, el Cardenal hablaba de Lázaro frente a nuestra puerta: “La pregunta no será si cambiamos a la sociedad si no si vimos a Lázaro en nuestra puerta.” Y tomando a Madre Elvira como ejemplo, dijo de la importancia de tocar el corazón de las personas concretas que están cerca. Luego de la Misa comenzó a llover, pero todos se quedaban para ver el recital, también el Cardenal: “¡Si hacen el recital, yo me quedo!” Una vez más este encuentro resultó una fiesta de una fe fuerte y se sentía la atmósfera de la gran familia del Cenacolo, también porque muchos llegaron de lugares lejanos: de Italia, de Alemania, de Eslovaquia. . . Estamos agradecidos de haber podido hacer esta experiencia. Estamos más ricos y más fuertes en la fe como nos mostró P. Stefano en la Misa del lunes, después de la fiesta: “¿Cuál es la verdadera fuerza de la fe? No es que con la oración y con la fe todo es más fácil, pero con la oración y con la fe todo es posible!” ¡Gracias!
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