ItalianoHrvatskiEnglishFrançaisDeutchEspañolPortuguesePo PolskuSlovakia     

 

Peregrinaciòn a la Sàbana Santa

PEREGRINACIÓN A LA SÁBANA SANTA
El último  regalo de la gracia para  el Cenacolo fue la peregrinación a la Sábana Santa de Turín. La Comunidad quiso que todos los chicos y chicas de las casas  cercanas pudieran participar de la visita,  ya que para muchos de nosotros, especialmente para los extranjeros, era una oportunidad única en la vida de poder rezar frente a este “Ícono escrito con sangre”, como la definió el Papa Benedicto XVI durante esa semana.  En los meses previos una “muestra peregrina” de la Sábana fue pasando de fraternidad en fraternidad, para empaparnos   en la historia de esta Reliquia de la Resurrección; para penetrar con más fuerza en el misterio que la envuelve  y prepararnos para este evento de gracia. Y llegó el día tan esperado: éramos más de cuatrocientos chicos, chicas, consagrados, consagradas,  padres y amigos. En Torino  nos encontramos con un mar de peregrinos de todos los países y lenguas: nos reunimos frente a la Catedral para preparar nuestros corazones con alegría y especialmente, en la oración. Madre Elvira estaba con nosotros y junto a ella hicimos el recorrido guiado que nos lleva a la Catedral. Mientras hacíamos la “cola” rezamos el Rosario todos juntos y cada “Ave María” es como un eslabón de una larga cadena de bien que nos hace verdaderamente familia: María es nuestra Madre que nos prepara para encontrar a su Hijo Jesús.
Finalmente llegamos frente a la Sábana Santa: nos quedamos en  silenciosa oración frente a  aquel  lienzo que envolvió a Jesús en el momento de la muerte, en el que está grabada con sangre el sufrimiento de su Pasión ¡Y el testimonio de la explosión de luz, la Resurrección, fue la que lo imprimió en el lino!
A la salida de la Catedral  era el momento de cantar y bailar  la alegría de nuestra resurrección. Para luego  caminar hasta el Oratorio de Don Bosco en Valdocco , donde fuimos recibidos por los Salesianos con amistad  simple y genuina y donde almorzamos en un clima de paz y serenidad.
 Luego fuimos a rezar al Santuario de María Auxiliadora,  donde luego se celebró  la Santa Misa  para concluir la jornada  con profundidad y plenitud. Ya que en la Eucaristía, esa Sangre de Cristo que  “pintó” la Sábana  se hace presente en el altar para cada uno de nosotros y nos hace nacer a una nueva vida.
Agradecemos a la Auxiliadora porque  en este día especial y bellísimo nos dio su tierno amor de Madre.
¡Gracias María , de tus hijos del Cenacolo!

 

Imprimir esta páginaImprimir esta página