El padre Adrián Crowley, misionero irlandés y gran amigo de la Comunidad nos solicitó hace tiempo que fuéramos al África. Él es el “culpable” de que hayamos abierto la casa en Irlanda y la misión en Villa Salvador, en la periferia de Lima, cuando estaba misionando allí. Ahora, Padre Stefano y Glauco junto al amigo doctor Pierluigi Seymandi, fueron compañeros de viaje a la capital de Liberia, Monrovia, donde está el P. Adrián desde hace un año. Hubo varios encuentros con decenas de misioneras y misioneros que están en ese país y que permanecieron en sus puestos a pesar de las dos guerras civiles que desgarraron el país, nos demostraron cómo la fe transforma la vida y la hace capaz de mover montañas de miedo, de odio , de injusticia, de la destrucción que se abatió sobre esta tierra. Escuchar las historias que vivieron durante los conflictos, nos convenció que la fe realmente es una fuerza de vida que nos hace capaces de testimoniar la presencia de Dios aún en las situaciones más dramáticas y desesperadas.
A pesar de la guerra, del clima tan caluroso y húmedo que hace transpirar día y noche, la malaria, la pobreza material y moral, la falta de luz eléctrica, los hospitales sin insumos y con muy pocos médicos. . . allí hay hombres y mujeres enamorados del Evangelio: ¡qué testimonio es su presencia gratuita, sostenida sólo por la fe puesta al servicio de los pobres!
Luego encontramos al pueblo liberiano, un pueblo pobre, herido por las guerras. . . pero joven, deseoso de reconstruir el futuro con esfuerzo y voluntad.
Llevamos en el corazón innumerables rostros de niños de ojos grandes que nos miran; rostros sufridos pero serenos de mujeres tenaces que llevan su carga sobre la cabeza, vestidas con colores de esperanza, balanceándose al ritmo de sus cantos y bailes. . . . una riqueza de vida que pudimos contemplar con nuestros propios ojos.
Además de estos encuentros fructuosos, se verificó la posibilidad de abrir una misión en Liberia, que sería el gran “sueño” del Padre Adrián que estos últimos meses “golpeó” insistentemente a la puerta de la Comunidad Cenacolo.
El Arzobispo de Monrovia Mons. Lewis Zeigler, con quien el P. Adrián ya había hablado de nuestro carisma y de nuestra manera de vivir, quiso encontrarse con nosotros para decirnos qué alegría siente con nuestra visita y que sus brazos están abiertos para recibirnos en el momento en que el Espíritu Santo nos conduzca a esa tierra.
Entre los varios lugares que visitamos había uno que era propiedad de la diócesis donde estarían dadas las condiciones para una eventual nueva misión, cerca de Monrovia, en el lugar hay algunas construcciones hoy abandonadas, que unas hermanas españolas habían realizado para recibir niños huérfanos. Además es un lugar mariano, donde se venera la imagen africana de la Virgen, meta de peregrinación a pie de los fieles de Liberia.
Con sinceridad le dijimos al Arzobispo que entre todos los lugares que visitamos, nuestro corazón “latió más fuerte” allí…ahora veremos qué quiere la Virgen, según sus deseos y sus tiempos y siguiendo las indicaciones de la Iglesia.
¡Recen con nosotros para que también en la tierra del África se cumpla la voluntad de Dios sobre nosotros!
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