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Nueva Casa en Perú

                                                                      Villa Salvador – Lima- Perú
                                                                                                            Diciembre 2007

De regreso luego de estos meses “misioneros”, dejo a las palabras escritas desde el “vivo” en Perù nuestra gratitud a Dios y a todos ustedes por el nacimiento de la nueva misión peruana "Rayo de Luz". Retomo la "misión" en "Casa Madre", enriquecido y reforzado en la certeza  que la fe es la verdadera, grande, única verdadera riqueza: "quien confía en Dios, no queda desilusionado".
Gracias por todo y por siempre!
                                          p.Stefano

Querida Madre Elvira y todos ustedes amados chicos y chicas, padres y amigos de la grande familia del Cenáculo, llego a ustedes unido a todos nuestros jóvenes misioneros del Sudamérica, para rezar, cantar, danzar, sufrir, luchar, crecer juntos en el descubrimiento de la realidad más linda del mundo: aprender a amar.
Las novedades de esta historia con Dios en la Casa Cenáculo se suceden rápidamente una después de la otra. Así estoy aquí de nuevo en Perú, después de muchas corridas hacia arriba y hacia abajo en nuestras misiones sudamericanas, para recibir y custodiar la vida de la última casa abierta hace pocos días, y que como un bebé recién nacido, está abriendo los ojos sorprendidos y llena de alegría el corazón de nuestros misioneros que todavía no pueden creer este nuevo nacimiento.
 Sin embargo, es así: gracias a la confirmación de la Providencia y a la ayuda generosa de muchos amigos, lo hemos logrado:
“LES ANUNCIO CON GRAN ALEGRÍA QUE YA ESTAMOS EN LA CASA NUEVA.”
 Fue un verdadero parto milagroso, hasta ahora necesitábamos por lo menos nueve meses para dar a luz un hijo, pero este último nació en un mes, corriendo, y ya está tomando forma. El Amor de Dios cuando se une a nuestro “sí”, pronunciado con entusiasmo hace nacer hijos hasta en un mes. ¡QUE MILAGRO! 
Luego de los días que Madre Elvira pasó aquí en Perú, que con su ojo atento y materno percibió algunas necesidades reales para los niños y los jóvenes, se desencadenó un volcán de Espíritu Santo. . .  que hizo nacer el milagro de la Vida.
El 12 de diciembre, fiesta de la Virgen de Guadalupe, con una simple y sentida Misa, celebrada en el jardín de la Casa nueva, entre chicos felices que corrían por el jardín, sorprendidos por el verde, por las flores, por la naturaleza, entramos en la nueva misión.
 Para decirle gracias a María, que es quien la ha deseado, pusimos una hermosa estatua de la Virgen de Guadalupe (que pude  “milagrosamente” traer conmigo desde México) que recibe a todos los que entran cuando se abre el portón de este “pequeño paraíso”, al que bautizamos “Fraternidad Rayo de Luz”, porque es un lugar donde se siente la Luz de Dios presente y viva.
 Ahora ya es la noche tarde y estoy muy cansado pero muy feliz por las tías, los tíos y los niños, que se quedaron con la boca abierta por este gran don de la Providencia, que  otra vez no quiso faltar a la cita con la Comunidad.¡Como siempre se portó como una gran y hermosa señora a la que le gusta hacer las cosas bien!
¡Estoy muy contento también por ustedes porque se dejaron involucrar en este proyecto, de  mil formas distintas, haciéndose parte de este milagro de la Providencia, en una sinfonía hecha de  muchos gestos de amor!
 Ahora  me despido, un abrazo, un gracias grande a todos, y a vos, Madre Elvira, en forma especial. Te queremos mucho, y gracias por la confianza que tenés en nosotros, los jóvenes.
¡Ah, me olvidaba…ni piensen en irse de vacaciones porque la historia no termina acá! Hay otra casa  en trabajo de parto en México,  una para jóvenes. También una nueva en Argentina, ya que la actual estalla de vida, la recién abierta en Perú, que hay que ampliar y arreglar para los niños…En fin, no crean que se termina la historia: estamos apenas empezando, la Virgen  los recompense y les haga sentir nuestro agradecimiento y nuestro amor sincero.
Hasta pronto.
¡BUEN AÑO NUEVO PARA TODOS!
                                                                
                               P, Stéfano y todos los Misioneros de la Comunidad Cenacolo

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