Luego de las jornadas intensas de la Fiesta de la Vida, tuvimos la alegría de visitar las preciosas montañas que se encuentran cerca de la Casa Madre de Saluzzo. Respirar el aire puro, maravillarnos de la belleza de la naturaleza, compartir la fatiga y la alegría de las escaladas y vivir intensos momentos de oración, sobretodo la Santa Misa, celebrada en la “catedral” más bonita: aquella de los prados y las rocas sobre las pendientes del majestuoso “Monviso”. Agradecemos a Dios por las maravillas de la naturaleza y por la alegría de pasar en la amistad estas jornadas simples e inolvidables.
Fotos en preparación.
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