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Hermanas/nos Consagrados

“Hermanos y Hermanas
que abrazan los Consejos Evangélicos”

Son la última « sorpresa » del Espíritu Santo en el Cenáculo. En los últimos años algunos hermanos y hermanas han sentido fuertemente la llamada de Dios a servirlo en esta Su obra, a través de la elección radical de la secuela de Jesucristo abrazando los consejos evangélicos de pobreza, castidad, obediencia y servicio a los pobres, según las Reglas y el estilo de vida de la Comunidad.
El primer período se realiza en el servicio, compartiendo la vida en una de las fraternidades con los chicos/as, para un discernimiento verdadero y concreto. Sucesivamente continúa un período en la Casa de Formación vecina a la Casa Madre de Saluzzo, donde se desarrollan los “años de formación” propios del estilo de vida según las normas de la Iglesia.
La jornada está destacada por momentos de formación teológica y bíblica, de la escucha de la Palabra de Dios, de la adoración eucarística, de revisión de vida y de trabajo.
Esta comunión con el Señor y entre los consagrados tiene como finalidad prepararse a la misión en las varias realidades de pobreza y marginación en las cuales opera la Comunidad en el mundo. La vida compartida y el servicio incondicionado a los pobres desea ser un signo viviente y concreto del amor que Dios Padre tiene sobretodo por los marginados y por los excluídos.
El servicio de las hermanas y hermanos tiene la finalidad de promover a aquellos que la fraternidad acoge, para que sean ellos mismos los protagonistas, los testimonios y anunciadores de la salvación liberante del Evangelio.
Actualmente las hermanas en camino son alrededor de treinta, de las cuales algunas ya están en las misiones, y los hermanos alrededor de diez, de los cuales cuatro han sido ordenados sacerdotes y otros se preparan en el Seminario Diocesano.

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