La Comunidad recibe a todos aquellos que desean reencontrar la alegría y el sentido de la vida a través de un camino simple y verdadero. La primera condición para entrar a la Comunidad, es sentir la necesidad de Dios y de nuestros hermanos, es sentirnos pobres y pecadores. La mayor parte de los jóvenes que se han dirigido a nosotros pidiendo ayuda, provienen de situaciones difíciles, de tristeza profunda, frecuentemente de la adicción a las drogas. Otros solicitando el poder vivir la total dedicación de su vida en superación de sí mismos y en servicio a los demás, viendo en nuestro estilo de vida un camino que los ayuda a comprender la voluntad de Dios... En fin, las motivaciones por las cuales se llega a la Comunidad pueden ser diferentes, pero la propuesta clara de renacimiento es una: el encuentro con Jesús resucitado a través de una vida compartida, de oración, trabajo, sacrificio y amistad verdadera.
Jóvenes en dificultad A los chicos/as que quieren entrar se les pide participar en algunos coloquios preliminares durante los cuales ellos llegan a conocer la realidad y el estilo de vida de la Comunidad, y donde verificamos su grado de voluntad para querer cambiar, conociendo sus problemas reales y evaluando si estamos en grado de poderlos ayudar. Después de algunos coloquios se invita a los chicos a transcurrir algunas jornadas completas, de la mañana a la noche, en una de nuestras Fraternidades y finalmente, si desea ingresar a la Comunidad, se los recibe. La recepción es gratuita, no se paga ninguna renta fija y cada familia colabora según sus propias posibilidades. No acogemos a personas con problemas físicos o con problemas mentales graves (esquizofrenia, etc...). La experiencia de estos años nos ha enseñado que nuestro estilo de vida exigente y muy regulado no les ayuda a resolver sus problemas, y desafortunadamente, no nos encontramos en la posibilidad de proveer la constante asistencia médica especializada que necesitan.
SOS Familias Las familias que se dirigen a nosotros y quienes sufren la cruz de un hijo drogado o con adicciones, son invitadas a participar en algunos coloquios que se hacen en Italia y en varias zonas del mundo, donde se les explica nuestra propuesta y se les aconseja sobre cómo ayudar a su hijo para que elija renacer. En estos lugares encontramos padres que han tenido o que tienen hijos en Comunidad y que se han dejado involucrar en un serio camino de conversión, que se vuelve a su vez en testimonio y bienvenida para otras familias heridas y necesitadas de ayuda. La cruz de un hijo drogado se convierte, a menudo, en motivo de reflexión, de conversión profunda y de una renovada paz y serenidad familiar.
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