Es hermoso poder compartir con ustedes nuestra experiencia en la Argentina.
Primeramente, agradecemos de corazón a la Divina Providencia, que es muy generosa aquí, ya que nos dio todo lo necesario para convertirnos, sólo tenemos que poner nuestra buena voluntad al hacer este camino. Chicos, sacerdotes, amigos no nos faltan y son realmente de calidad. Subrayo “calidad” por su modo de Amar y vivir el carisma de la Comunidad. Es la gran alegría de sentirse familia.
La preocupación que tiene la Comunidad por los jóvenes desesperados es también la suya y así luchamos juntos para poner una gota de esperanza en este mar de tristeza.
La casa está llena, pero vemos qué más podemos hacer y qué más nos pide el Señor para ser más buenos, más cálidos, más hombres de oración, más comprensivos y exigentes. Nos estamos probando y queremos lograrlo con Su Gracia y la fuerza del Espíritu Santo; sabemos que también aquí hay mucha necesidad de la Comunidad y entonces, estamos muy felices de luchar por la vida cada día, primeramente, por la nuestra.
La casa se agrandó, ahora que realmente tenemos una casa hermosa, el Señor nos pide que aprendamos a respetarla, a valorarla, y a asombrarnos de Su gran bondad y generosidad, sin caer en la rutina.
En este momento nos dedicamos a los trabajos externos: ampliamos la huerta y estamos terminando el galpón, para después encarar el problema del pozo biológico; también queremos aumentar el número de animales.
En la Argentina este es el mes del Rosario, entonces haremos la peregrinación desde la fraternidad hasta la Basílica de Luján para encomendarnos a la Virgen y agradecerle su maternidad.
¡Si quieren venir a conocer la pampa argentina y hacer una experiencia de gaucho, son bienvenidos!!
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