Padre Stefano: Bienvenida
Al inicio Madre Elvira nos dijo que estamos aquí para amar la vida. Y es así: la Fiesta de la Vida, que cada año renueva el recuerdo del nacimiento de la Comunidad , es hacer fiesta por ese gran don, estupendo, que Dios nos regaló a nosotros, los que a veces estábamos heridos, sucios, perdidos, pero que siempre nos quedaba algo bello: nuestra vida.
Recuerdo que cuando empezó la Comunidad y Madre Elvira nos contaba qué importante era nuestra vida para Dios y para ella, nos daba un ejemplo muy simple, pero que los jóvenes de aquel tiempo, recibíamos con asombro porque era la verdad de lo que nos estaba pasando. Nos decía que si un padre, una madre, pierden algo valioso, como un anillo que tienen en las manos y se les cae al suelo, en el barro, en la basura, en la inmundicia. . .el anillo no pierde su valor, pero lo vas a buscar, lo recoges, lo limpias, le vuelves a dar esplendor y belleza. . . . ¡si lo encuentras haces fiesta! Porque la belleza de ese anillo, una vez recobrado, brilla quizá más que antes.
Creo que nuestra Comunidad tiene que testimoniar y vivir esa misión: todos nosotros, chicos y chicas de la Comunidad, somos joyas preciosas salidas del corazón de Dios, y Dios no se equivoca cuando le da la vida a alguno. En la vida nos sucedió, por diversas situaciones, por la libertad, por los errores, por el pecado, por nuestra debilidad, nos sucedió que nos perdimos un poco, que caímos en el barro. La Comunidad, con el corazón de Madre Elvira, nos recogió; simplemente, nos devolvió a Sus Manos, nos está limpiando, poco a poco, a través del camino que estamos viviendo, a través de los pequeños pasos cotidianos que nosotros en la Comunidad, y ustedes familias, amigos en camino con nosotros, estamos haciendo juntos, de las tinieblas a la luz.
Entonces hacer Fiesta a la Vida es esto: redescubrir en la Misericordia de Dios que nos limpia y nos renueva, la belleza de la vida. Y que la vida vale no sólo porque viene de las manos de Dios, sino porque puede donarse a Dios.
Este es el más grande milagro que sucede en esta colina desde hace tantos años: no sólo la vida es recogida, limpiada, hecha brillar, sino que esa vida descubre que es capaz de amar, que es capaz de entregarse a Dios ¡porque Dios es Amor, es capaz de servir a Dios , de testimoniar a Dios!
Entonces estos días son un gran gracias que le decimos al Dios de la Vida, porque donde Dios está presente, la vida resurge, donde Dios desciende la vida se alza, donde Dios se inclina sobre el hombre herido la vida se renueva y las heridas que el mal hizo en nuestro corazón, en nuestra vida, se transforman en el lugar donde Dios se manifiesta, donde Dios puede mostrar que es justo el Dios de la Vida.
Les damos las gracias porque muchos de ustedes viajaron largamente para llegar ya hoy a la primera Santa Misa que da inicio a la Fiesta de la Vida.
Este año, el lema de la Fiesta es “¿Quién es mi prójimo?” es la pregunta que un hombre le hace a Jesús y que permite a Jesús revelarnos una de las páginas más bellas del Evangelio: la Parábola del Buen Samaritano. Esta parábola ha guiado todo el año de la Comunidad. Este año, particularmente bendecido para nosotros con el abrazo de la Iglesia en el mes de octubre, pensamos proponerles esta parábola que Madre Elvira tiene en el corazón. En efecto, cuando era una chica joven, al entrar en una pequeña iglesia donde vivía con su familia, en un pequeño pueblo en las afueras de Alessandria, sintió que las palabras de la parábola comenzaban a mover dentro de ella algo muy grande y muy bello. En ese momento no entendió qué era, pero esa Palabra de Dios tocó un corazón y cuando la Palabra de Dios toca un corazón, y el corazón se deja tocar por Dios, después sucede algo hermoso que nos asombra un día después de otro.
La Parábola del Buen Samaritano guiará las reflexiones, los cantos, las adoraciones de esta Fiesta. En estos días nos sumergiremos en la Parábola, la sentiremos más nuestra y sobretodo sentiremos a ese Dios, el Buen Samaritano, que se inclina sobre nuestras heridas y que con mucha Misericordia nos recoge, nos carga sobre su espalda y nos trae aquí, a esta Comunidad, que es un poco la “posada” donde Jesús nos llevó y nos entregó al cuidado de Madre Elvira, de la Comunidad, de los que junto a ella fueron llamados por Dios para testimoniar Su Amor y Su Misericordia a ustedes, chicos y chicas, padres y amigos.
Ahora comienza el momento más importante de cada día de la Fiesta de la Vida que es la Eucaristía En esta Misa pediremos muy especialmente la Gracia de una “cascada” de Espíritu Santo sobre nosotros en estos días.
Que el Espíritu de Jesús resucitado, el espíritu Creador, el Espíritu que renueva la tierra, pueda descender en abundancia para renovar, sanar, resurgir nuestras vidas.
|