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Homilía p.Diego Ibarvia

FRATERNIDAD NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN
DOMINGO DE PASCUA
HOMILIA DE LA SANTA MISA
P. DIEGO IBARVIA

4 de abril  2010

       Cuántas veces las madres de los jóvenes drogadictos, o algún hermano, iban por la mañana al cuarto de sus hijos y lo encontraban vacío, la pieza del drogadicto era un sepulcro, lleno de dolor, de  llanto, el hijo no está y quién sabe por dónde andará. El cuarto se transforma en un sepulcro vacío lleno de desesperación, de tristeza, de pensar cuándo vendrá aquel día en  que nos dirán: ¡le pasó algo terrible! Noches de desconsuelo, de una espera estéril, sin fuerzas . . . Pero  llegó un día en que fueron al sepulcro, la pieza del hijo, lo encontraron  vacío, pero se animaron a escuchar la voz de sor Elvira, una monja que cambió nuestras vidas, cuando con fuerza salía de su interior esa voz que la caracteriza que decía: “¡No está acá,  ha resucitado!” Y lo dice devolviéndonos la alegría y la esperanza.

       Esta es la experiencia cotidiana de Resurrección que hacemos en la Comunidad y que involucra a las familias: padres, hijos, hermanos. Hoy vemos con nuestros propios ojos y somos testigos de la Fuerza de la Resurrección que la Comunidad vive y enseña a nuestros hijos. Mamás que hoy después de mucho tiempo, de tanto llanto y de tanta búsqueda, recuperaron la sonrisa, la alegría cuando se abrazaron con sus hijos.

        Esta es la fuerza de Cristo Resucitado ¡¡¡ que está Vivo!!! y vive en medio de nosotros, el mismo que tomo de la mano a nuestros hijos que estaban muertos por la droga y los levantó, sacándolos de la oscuridad, y compartiendo con ellos la Vida.

        Todos los que estamos celebrando esta Eucaristía hemos encontrado en la Comunidad el carisma de vivir la Resurrección. También en nuestras comunidades podemos encontrar esta enseñanza. Pero hemos descubierto que aquí se vive con esta propuesta como ideal de vida, como camino que nos lleva a  recuperar el sentido de la vida.

       Los que nos hemos acercado a la Comunidad hemos descubierto que también necesitábamos cambiar algo de nuestras vidas, en algo estábamos sufriendo y no sabemos cómo vinimos y vimos : ¡y aquí estamos!

       Pero no alcanza con venir y disfrutar solamente de un profundo encuentro con el Señor en la hermosa casa y en la gran disponibilidad de estos jóvenes. Debemos correr a gritar que Jesús está Vivo, llevando a tantos que están desolados, sin esperanzas esto mismo que nuestros ojos han contemplado en este día.      

      ¡Hoy más que nunca necesitamos ser testigos de la resurrección de Jesús anunciado que Cristo está vivo, luchando contra esas fuerzas que destruyen la imagen del Papa, la familia, la vida cristiana!

       ¡Seamos con nuestras vidas testigos de la resurrección de Jesús!

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