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Fiesta de la vida 2009

Saludo de Madre Elvira  |  Card.Schonborn, Homilía  |  Viernes  |  Domingo  | 

La alegría de una vida nueva   
       Cuatro días de fiesta a la vida, de fiesta  de la vida, colmaron la colina San Lorenzo con miles de amigos y conocidos del Cenacolo, llegados de las más diversas naciones.  Resultaría fácil dar las cifras de lo que sucedió: se calcula que asistieron tres mil personas por día, o sea doce mil personas, más que el año pasado, pero la belleza está más allá, en lo que se ha vivido.

       El Cardenal Schoborn, Arzobispo de Viena, el padre Francisco Peyron, Misionero de la Consolata, el padre Pierino Ghi, jesuita de Cúneo, el padre Stefano Aragno, del Cenacolo y el Obispo de Saluzzo, Mons. Giuseppe Guerrini, fueron los presentadores de un acontecimiento de Gracia que se realiza sobre tantas personas.

        Agreguemos la presencia de Monseñor Antal Majnek, Obispo ucraniano de la diócesis de Mukacheve, junto a un diácono que conocieron a la Comunidad Cenacolo en una experiencia en la fraternidad austríaca; de la escritora y periodista María Pía Bonanate y del custodio del fuego Mario Trematore, quien tuvo la gracia de salvar milagrosamente el Santo Sudario, durante el trágico incendio en la Capilla Guarini, en la Catedral de Turín.

        Pero el elemento catalizador, el que desencadena el milagro del encuentro con la Misericordia de Dios es la misma Comunidad; son los rostros de estos jóvenes que recuperaron la alegría de vivir, el amor, la delicadeza, la disciplina, el trabajo y la belleza. Le tomaron un nuevo gusto a la realidad.

        Justamente lo que dice la Palabra de Dios tomada como lema.. No es una serie de discursos, de predicaciones, de catequesis ni de homilías. El anuncio cristiano ocurre al encontrarse con una humanidad diversa, en algo que está primero que cualquier otra cosa y que genera asombro, provoca maravillas y nos cuestiona.

       Así, vi rostros luminosos en personas que no son de la Comunidad, que no podían explicar las razones de la alegría que durante estos días los invadía.

        Pero era evidente que sus corazones se abrían en este encuentro con la Comunidad.

       Madre Elvira supo generar vida y se contagia, se toca con la mano, te abraza, porque dentro hay Alguien más grande que nosotros que es Cristo Señor, su Espíritu.

        El Cardenal de Viena hablaba de Misericordia, el Obispo Guerrini retomó el tema en su bella homilía de clausura, sin embargo, la Misericordia de Cristo tiene el rostro de esta Comunidad,se hace carne y puede ser hallada.

        Si no existe este impacto con una persona cambiada, hasta la Palabra del Evangelio corre el riesgo de parecer abstracta.

        En cambio, lo que testimonian los chicos del Cenacolo, es lo que son y cómo viven: esto es concretamente el Señor presente. La alegría no merecida que siempre tienen en el corazón los hace seguir el camino. Así nacieron las misiones en la historia del Cenacolo, porque la alegría de Jesús no se puede callar, es necesario gritarla al mundo entero.

        Entonces, dondequiera se encuentre esta vida se entra de lleno en la belleza de la Presencia de Cristo, que salva al hombre, que lo valoriza, exalta nuestra humanidad introduciéndola en el maravilloso diseño del Reino de Dios.

        Esta experiencia es la proclamación de lo que en el Cenacolo se vive  durante todo un año de un trabajo paciente y humilde que desemboca en estos días de fiesta.

        El espléndido recital  CREO , la escenografía, los bailes, la música, el texto y los testimonios que emocionaron a tanta gente, son el resultado de una oculta vida de comunidad y de oración. El recital también fue un anuncio de la Palabra de Dios, vivida y encarnada.

        La maquinaria de la organización funcionó perfecta todos los días: desde la recepción a los stand con explicaciones y fotos, las traducciones simultaneas, la comida, los juegos para los niños, la bellísima liturgia, el coro polifónico, la gran cantidad de Confesiones, el baile sudamericano, las representaciones evangélicas de los niños, todo fue a la vez alegre y serio.

       La oración de la mañana, la Adoración eucarística, las catequesis, el Rosario de la tarde dieron el ritmo de la oración en los cuatro días.

        Pero la verdadera fiesta, la que merece llamarse milagro, sin duda que se celebra en el corazón de cada uno que recupera el sentido de la vida, la esperanza, el amor, la capacidad de sonreir, de perdonarse, de ver que verdaderamente se puede amar, porque Jesucristo es el sentido de cada cosa.  

       En la última Misa, el P. Stefano anunció cómo la Iglesia apoya esta obra del Cenacolo. En Pentecostés de 1998, el Obispo Diego Bona la aprobó como Asociación Privada de Fieles de la diócesis, lugo fue aprobada como Asociación Pública de Fieles.  Al extenderse tanto la obra fue necesario encontrarle otro carril, así la Santa Sede aprobó la Cenacolo San Lorenzo como Asociación Internacional de Fieles del distrito pontificio. Depende del Consejo Pontificio de los Laicos, órgano de la Santa Sede dependiendo directamente del Papa.

       Un gran aplauso siguió al anuncio sellando un compromiso cada vez mayor de fidelidad y amor al Papa y a la Iglesia. En el mes de octubre algunos representantes de la Comunidad irán al Vaticano para recibir el documento de manos del Papa.

       Fue el mejor cierre para la 26a. Fiesta de la Vida, que nos dejó en el corazón paz, asombro y nostalgia.

                                                                                          P. Alberto Girello

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