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Marco y Chinzia

Marco
Estamos felices de estar acá hoy con ustedes, estoy feliz de estar vivo, estaba muerto, perdido, solo, drogado, era ladrón, a mis hijos les digo siempre que era pirata, y que quería convertirme capo de los piratas, pero por suerte mi nave se hundió, y fui abrazado y sacado de las tinieblas por una comunidad excepcional, por una hermana excepcional. En Comunidad me costó muchísimo permanecer, decir que no a la droga que continuaba tentándome. Pero la amistad verdadera y sincera en los hermanos me ayudó a permanecer, aprendí cosas simplicísimas, de las cuales una de las primeras fue decir «GRACIAS» Tenemos modos simples pero concretos, les doy un ejemplo: en el almuerzo, cuando comemos en el refectorio, los chicos del servicio llevan el plato, te lo ponen delante, y si tu dices «gracias» te lo dejan, si no te lo quitan… es una de las cosas que después de tres días en comunidad aprendes en seguida. ¡Y lo aprendes en todas las lenguas! Aprendes también a pedirle disculpas a un hermano, y ésta es una cosa ya más difícil, pero hoy soy feliz de ser un hombre capaz de pedir disculpas. Justamente esta mañana lo he necesitado, porque las enseñanzas de la Comunidad no son necesarias sólo al que como yo se ha drogado, ¡son necesarias para ser felices! Antes de venir aquí Cinzia y yo habíamos discutido, en el trecho de camino de nuestra comunidad hasta aquí había silencio: estábamos en el auto juntos y no nos mirábamos, llegamos aquí, y en la oración siento esta palabra: «Ven Espíritu Santo». Miré a Cinzia que estaba llorando y entonces le dije: «Disculpame», «Te quiero». Yo para casarme con Cinzia le pregunté directamente a la Virgen, nos conocimos en Brasil y me enamoré de ella viéndola servir y amar al prójimo, a los niños. Sor Elvira nos enseña que antes de decirle a la chica que estamos enamorados, debemos decírselo a ella, así lo hice y después en un santuario en Brasil durante el Rosario ella estaba tres filas delante de mí, yo estaba arrodillado, y le dije: «A Elvira ya le pregunté, ahora te debo preguntar a vos Mamá, a vos María», y se lo pedí de rodillas, en dialecto, y se la mostré, le hice ver bien para que no se equivoque. Hoy somos una familia del Cenacolo, somos una familia feliz, llegaron a nosotros después Daniele, Francesco, Aurora y Chiara Maria. Recuerdo que cuando nació Daniele, Cinzia decía: «Uno solo basta, ¡es demasiado doloroso!»… Después llegó Francesco y ella decía «éste es el último», yo decía sí, y después llegó Aurora: «¡Marco, ésta es verdaderamente la última!» Y después arribó Chiara Maria y me dijo «¡Ésta es la ultimísima!», y después no importa si no llegan más al seno de nuestra familia, nos sentimos una familia abierta. En estos días llegó a nuestra casa una niña llamada Giulia, ¡y yo me enamoré de esta chiquita! La pequeña no camina bien, y no hace muchas de las cosas que hacen los niños que llamamos «normales». El padre me contaba que cuando la ve junto a los otros niños, y ve que no puede a hacer lo que hacen los otros, daría un brazo, una pierna, el corazón porque la situación cambiase. Yo no fui capaz de decir nada en ese momento, pero después pensé: ya le estás dando una pierna, el corazón, el brazo, ya le estás dando todo. No importa si alguno de nosotros no sabe caminar bien, no sabe hablar bien. Somos hijos de Dios, estamos todos bien hechos, somos hermosísimos dentro. Ayer corrí a confesarme, qué lindo es estar limpio adentro, yo estaba cojo antes de la confesión, estaba ciego, no somos bellos y admirables porque sabemos bailar, cantar o hablar, somos bellos porque somos grandes pecadores y podemos confesarnos. Me puse en fila con un coreano y después de toda la fila me di cuenta que me había equivocado y tuve que hacer toda la fila de vuelta… En comunidad encontré un Dios que me ha abrazado, y me ha abrazado cuando estaba inmundo. Hoy todavía lo estoy, pero quiero estar limpio. Gracias.

Cinzia
No me da vergüenza escuchar a Marco diciendo estas cosas de nuestra familia, porque yo soy hija única y jamás hubiera imaginado poder tener 4 hijos! Mi humanidad permanece siempre, no se borró, pero encontré a Jesús y Jesús me da la fuerza para afrontar todo, así que les digo podría dar a luz todavía una vez más, incluso dos, tres, ¡no se! Porque no somos nosotros que hacemos las cosas! Me admiro siempre cuando veo mi pasado, mi vida, mis errores, mis pecados, de cuántas maravillas hizo el Señor y continúa haciendo, de verdad!
Ahora la tristeza más grande que puedo dar al Señor es quedarme como si fuera la primera vez, de tener un poco de miedo tal vez, pero tendría miles de situaciones para contar y testimoniar concretamente que la fidelidad del Señor es grande y no nos deja nunca solos! Antes del matrimonio tenía un gran deseo de ser audaz, lista, siempre atenta, y esto me sorprendía. Cuando nos casamos, me asusté, porque llegaron los hijos, entonces comencé a pensar en ellos, en su futuro, pero me equivocaba porque como el Señor ha pensado en mí pensará también en ellos y en toda la humanidad. Cada día pido al Señor que no me haga perder aquella audacia, las ganas de vivir, saltar, estar alegre, aunque tenga 40 años, no importa, salto! No quiero perder la juventud del corazón, la belleza que he encontrado en comunidad, no quiero que las cosas de afuera de la vida se roben este tesoro. Después, ya lo escucharon, vivimos en comunidad pero la vida cristiana está llena de provocaciones, de tentaciones. Agradezco a la comunidad que nos ha enseñado a rezar, y yo pensaba «Cómo hago ahora para ir allá estando enojada con él, tengo que encontrar una manera para pedirle perdón», pero era un poco difícil, entonces aproveché el canto de antes y lo abracé, porque después no se necesitan muchas palabras, basta un gesto y en seguida se puede recomenzar! La belleza de nuestro Dios es justamente ésta: nos hace recomenzar en seguida, basta un poco de voluntad de recomenzar y en seguida regresa la alegría, esa alegría de vivir y de estar bien. Les deseo regresar a casa y vivir, creer y poder vivir aquello que están viviendo aquí hoy, porque el Señor está de verdad con nosotros todos los días hasta el fin del mundo. Gracias.

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