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Madre Elvira

FIESTA DE LA VIDA  LATINOAMERICANA  EN BRASIL

Catequesis de Madre Elvira

        ¡El Amor es  el  que nos da la fuerza, el coraje, es todo para nosotros!!!

Dentro de nosotros tenemos la  fuente del Amor y  este es el momento, hoy, mañana,  los días que pasemos aquí, de  comenzar a recorrer el camino  para vivir el Amor.

La Paz es Amor, pero para tener  Paz debemos perdonar. Debemos hacer espacio dentro nuestro al Amor  liberándonos de todo lo demás.

La primera  palabra, la más potente,  es la Palabra de Dios y la  oración: cuando se habla con la oración  estamos listos  para vivir.
             Nuestra voz es  el   Rosario. El Rosario es  la debilidad de Dios  y nuestra ventaja: Él se conmueve cuando nosotros rezamos bien el Rosario y concede, concede, concede…

Estos días de fiesta comienzan con el Rosario, son días de fiesta porque estamos festejando a los niños, y  Jesús nos ha dicho a  los  adultos que si no nos hacemos como niños no podemos entrar en el Reino. El Reino está aquí, si  nos volvemos como niños,  ya hemos entrado en el Reino y entonces la vida se vuelve vida. Belleza, fortaleza, abrazo. Sonrisa, perdón, misericordia, todo lo que tenemos necesidad de vivir. Queremos de verdad aprender de los niños para volvernos sabios, la sabiduría de la Santidad.

Se los digo  especialmente a nuestros misioneros: busquen  aprender en la escuela de los niños, porque son ellos  los que sanan las heridas de nuestra infancia.

Nosotros tenemos necesidad de estar con Jesús, cerca de Jesús,  Él,  que nos conoce en profundidad,  sabe por qué hacemos ciertas cosas y para quién las hacemos.

Comencemos ahora con  la potente oración del Rosario que es un poderoso capital  que nos  sirve  a todos, para todo lo que necesitamos. También en casa, escuchemos a la Virgen que desde siempre nos invita a rezar el Rosario. Ella tiene un corazón grande como la humanidad... recemos a la Virgen pensando en ese corazón grande que late por toda la humanidad.

Cuando rezamos el Rosario nos comunicamos con el Niño que es el fruto de la Virgen,  y que es el que todos nosotros podemos comer: “tomen y coman. “  Aquel fruto nos libera de todos nuestros miedos y de todo lo que no nos gusta de nosotros.

Pidamos a la Virgen que nos haga  entrar en esta oración simple, popular, repetitiva pero tan, tan potente.

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