ItalianoHrvatskiEnglishFrançaisDeutchEspañolPortuguesePo PolskuSlovakia     

 

pointerHome 

Bienvenida de Madre Elvira

Mons. Oscar Sarlinga  |  Padre Stefano  |  Palabras finales de Madre Elvira  | 

VISITA DE MADRE ELVIRA A LA FRATERNIDAD "NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN"
ARGENTINA,
21 de octubre de 2007

        Estamos frente a milagros cotidianos observando a los jóvenes cómo sonríen, bailando, cantando, girando…Los miraba y me venía el recuerdo de cuando entraron, qué tristes estaban.
        Ustedes, mamás, lo saben muy bien, que no sonreían ni cantaban ni bailaban  más y ahora lo hacen. Este es el milagro que nos dice que la Resurrección de Jesús es real y es cotidiana. Estamos siempre en camino, dentro y fuera de nosotros para vivir esa resurrección. La resurrección está dentro nuestro, porque Jesús no nos engaña, Él es la verdad, la vida, el amor.
Es el camino que tenemos que recorrer para ver el milagro en el corazón de la gente y de los jóvenes.
         Bienvenidos a todos.
Hay muchas mamás, muchos padres que desde hace algunas semanas vienen siguiendo a la Comunidad. Es lindo encontrarlos juntos, bailando, sin haberse conocido de antes.  Cuando está la gracia, el amor de Dios, la alegría, cuando está Jesús resucitado, en seguida nos hacemos amigos.
         ¡Es la vida que se hace fiesta, fiesta permanente!
Observaba a algunas mamás, bailando y cantando, ¡qué bello!
Es el milagro más precioso y más concreto, no el de sanar una pierna o de un cáncer, los verdaderos milagros son entrar en la vida, en la libertad, en la vida del otro y transformarlo. Es Jesús, que con discreción, con respeto, sin hacer ruido, transforma nuestro corazón, nuestra mentalidad, nuestra vida. ¿Cuándo las mamás hubieran bailado en público con los chicos como ahora?
          Es que nos hemos liberado de los juicios de los demás porque Jesús es nuestra libertad, nuestra fiesta, nuestra vida. La vida cristiana nos empuja siempre hacia delante, nos asombra y nos sorprende a cada momento porque el Señor nos creó y nos sigue creando, poniendo adentro el deseo de que  vivamos la alegría y la felicidad verdadera y profunda.
Hay momentos y lugares en que esta alegría la brindan justamente los chicos que antes estaban tristes. Esta es la  fiesta  de  nuestra fe para mostrar el milagro que Jesús hace por nosotros todos los días: nuestro camino interior hacia la resurrección.
           Todavía muchas veces seguimos resistiendo a Jesús con pensamientos negativos, pero Jesús está ahí adentro gritando: “Dale, dejáme resucitar.” Necesitamos vivir esta resurrección. Esta vez nos la proponen los jóvenes que vieron la tristeza, la soledad, el odio. Si hoy ellos  pueden sonreír y darles alegría a ustedes, los padres, y a todos los que vinieron, debemos creer. Debemos creer no sólo cuando estamos aquí con ellos, sino también cuando llegamos a casa y estamos con algún problema.  Nos quejamos de todo, a  un mosquito lo convertimos en camello. Basta que digamos: “Yo confío en vos. Señor, pensá  vos, ocupate vos.”  Tenemos al lado nuestro a Quien puede hacer todo, hay que creer y dejar que nuestro Dios haga las obras de Dios con nosotros, con nuestra familia, en la vida que vivimos. Llegó el tiempo de dar testimonio de una fe que realiza  obras, que permite ver la obra de Dios a demasiada gente que está triste. Nosotros debemos testimoniar que la alegría y la esperanza existen, que tenemos paz, que estamos revestidos de amor.
            No basta encontrar la alegría, el amor, también debemos ir para que todos  sepan que el amor existe, que Jesús dio su vida por nosotros –no palabras, sino VIDA- y obtuvimos la salvación.
Me dijeron que hoy es el día de la madre. La primera Madre que ha gestado al único Salvador es María. La verdadera y auténtica Madre nuestra. Realmente grande por su humildad, silencio, servicio, trabajo. Es un ejemplo para cada una de nosotras, las mujeres, que tenemos la alegría de sentirnos madres. Todas las mujeres somos madres, generamos la esperanza.
             Yo todavía no traje hijos al mundo en el útero pero me siento una madre que no dejó de dar a luz nunca: días y noches. Y atención, mamás,  si se contentan sólo con esos hijos que han traído al mundo, tienen que volver a dar a luz en un acto de reconciliación. Es la mujer la que hace danzar la vida en la alegría.

Album Fotográfico en preparación...

Stampa questa paginaStampa questa pagina