Comunidad Cenáculo de Fiesta Cuando triunfa la vida
Saluzzo – "No tengan miedo, yo he vencido al mundo". Con esta certeza se desarrolló la fiesta de la Comunidad Cenáculo en su 24 aniversario. Se calcula que en los cuatro días pasaron unas 12.000 personas por la colina de Saluzzo. La gran carpa, muy bien preparada ha acogido a numerosos fieles de todo el mundo. Desde Croacia a Francia, de Polonia a Austria, Inglaterra, Irlanda, Brasil, México, Perú y Estados Unidos. Las casi 60 fraternidades de la obra nacida del corazón de Madre Elvira en esta colina bendita el 16 de julio de 1983, hacen presente un soplo puro de evangelio que ilumina y enciende la esperanza de miles de personas cansadas y afligidas. El jueves abrió la fiesta Madre Elvira y presidió la concelebración el P. Pino del "Centro Misionero Charles de Foucault" de Cuneo con una hermosa meditación sobre la tribulación vivida en la oración, en la confianza en Dios y en el amor a los demás. El viernes fue guiado por el P. Francesco Peyron, misionero de la Consolata. Anunció el coraje frente a la llamada del Señor y responder como la Virgen para aprender a amar. El sábado por la mañana hubo Adoración Eucarística y muchas confesiones. En la tarde la santa Misa presidida por padre Stefano Aragno, sacerdote de la Comunidad con un potente mensaje de confianza en el amor de Dios que salva, libera y sana. La presencia de la Virgen desde el inicio de esta obra es característica fundamental del Cenáculo y con María el corazón se abre a la alegría y a la paz de una vida reencontrada. El domingo por la mañana fue el turno de padre Pierino Ghi, Jesuita de Cuneo, mientras que por la tarde, cerraba con la celebración eucarística el Obispo de Saluzzo Mons. Giuseppe Guerrini con el anuncio de hacerse prójimo del evangelio del buen samaritano. El viernes por la noche se representó la parábola del Hijo Pródigo y el sábado una edición extraordinaria sobre el tema evangélico "No tengan miedo", ambas muy aplaudidas sea por los textos, por la música, bailes y escenografía. Sábado por la tarde, luego del Rosario y los testimonios la sorpresa del Himno a la Alegría de la Novena sinfonía de Beethoven, muy bien preparado por el coro del Cenáculo al cual va un sincero y merecido aplauso. Ha funcionado todo bien, agradeciendo a quien a trabajado en cada sector. En el orden público, en la preparación de las comidas, en la circulación de autos y colectivos en la colina, en la seriedad de las celebraciones litúrgicas, en la acogida alegre y fraterna, de hecho es el acontecimiento más grande y más internacional que se realiza en toda la región. La alegría de Madre Elvira en su humildad y sencillez, es justamente la de ver las cosas que apenas soñaba cuando hace 24 años sobre esta hermosa colina no se encontraba otra cosa que ruinas y pastizales en una casa vacía y abandonada. Verdaderamente, en la potencia de la fe, la vida renace y viste todo de belleza.
Alberto Girello, Corriere di Saluzzo
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