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Los jóvenes son las personas que más desean, aman y buscan la libertad. Los jóvenes están cansados de las máscaras de los adultos, buscan la autenticidad, la pureza, buscan la sonrisa, la alegría y todo esto no es alguna cosa: es Alguien, es Dios. La libertad que buscan los jóvenes de hoy es el Rostro de Dios, solo que no saben reconocerlo. ¿Dónde están los modelos que los jóvenes pueden mirar? ¿Nosotros, los adultos, qué les estamos dando a los jóvenes? ¿Qué les comunicamos? Ellos quieren ver la fe, la caridad, la generosidad, quieren ver una conversión de verdad, que nazca del corazón: están hartos de palabras, pero entienden la verdad cuando la ven. Queridos jóvenes, ustedes nacieron para la luz y la luz es la Verdad, es Jesucristo. Con la fe auténtica de ustedes, vivida, concreta, laboriosa, tienen que ayudarnos a los adultos a regresar la autenticidad de nuestra fe. Jóvenes, ustedes tienen el corazón de Cristo latiendo en su pecho y la Virgen está feliz de que quieran seguir, anunciar, testimoniar a Su Hijo Jesús.

Ustedes son el futuro del mundo, ustedes son la esperanza de la nueva humanidad y deben tener el valor de  asumir esta responsabilidad a fondo. La nueva Luz del Mundo son ustedes y por eso les pido disculpas en nombre de todos nosotros los adultos, por cada vez que los escandalizamos: perdonen porque los hicimos caminar en la oscuridad durante diez, quince, dieciocho, veinticinco, treinta años. Ustedes no vieron en nosotros la verdadera Luz.  Perdónennos, y tengan el coraje  de gritar con Jesús: “Yo quiero ser  Luz en el Mundo.” Si no somos luz, somos tiniebla, si no somos amor, nos convertimos en odio, si no somos diálogo somos mutismo; si no somos sonrisa somos muertos.  Jesús nos dice que seamos la Luz porque sabe que podemos serlo.  No es cuestión de si lo siento o no: ¡es nuestro deber porque Su  Luz habita en nosotros! Joven es el que no se  queda en lo que vive, el que siente la necesidad  de levantarse todos los días; que quiere más; que no se conforma porque cree que siempre hay algo mejor para hacer, para vivir, para dar. 

Entonces les digo a todos los que no se conforman con lo que son, a quien desafía hasta la edad y baila, canta, a quien se siente joven en el corazón: “¿Quién quieres ser?” No te pregunto “¿Qué quieres hacer?” sino “¿Quién quieres ser hoy, ahora, en este mundo?” Decidamos ser Paz, Perdón, ser Amor, ser Verdad, ser Diálogo…en una palabra ser el rostro y la presencia de Jesucristo. El Señor ha puesto en nuestros corazones las semillas de la Bondad, la semilla del Amor, de la Paciencia, del Perdón y ahora les dice a ustedes, jóvenes: “No tengan miedo de cultivar esas semillas y de  vivir, testimoniar, llevarme a sus casas,  a sus amigos, a la escuela, al mundo.”  Dios ya  puso en nuestro corazón todo lo que nos realiza y nos hace felices; entonces aprendamos a ser lo que somos: buenos, generosos, caritativos, amantes de la vida, verdaderos cristianos….¡y seremos siempre jóvenes!

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