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SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS – 2014

 

SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS – 2014

El domingo de Pentecostés nos reunimos en la colina de Saluzzo, frente a la casa Madre, para festejar y recibir el don del Espíritu Santo. Vivimos juntos la profesión de los  primeros votos de seis novicias ya que el día de Pentecostés es el que las Hermanas Misioneras de la Resurrección y los hermanos consagrados abrazan, renuevan o profesan los votos de pobreza, castidad, obediencia y  amor y servicio a los pobres. La jornada comenzó con la adoración eucarística en la que los sacerdotes y los hermanos consagrados renovaron su “Sí”.  Al finalizar la adoración, las hermanas representaron dos pasajes del Evangelio, el de la Samaritana y el de la Magdalena, que luego de su encuentro con Jesús corrieron a testimoniar la Resurrección.  Finalmente representaron  el descenso del Espíritu Santo sobre María y los  apóstoles reunidos en el Cenacolo, quienes luego fueron a anunciar el Evangelio a todo el mundo.
Se destacaron también algunos testimonios que tocaron el corazón con mucha alegría y esperanza. A la tarde, luego del almuerzo, nos reunimos de nuevo bajo la carpa para la celebración Eucarística, el momento más importante del día, presidida por el Obispo de Saluzzo, Mons. Giuseppe Guerrini.  Seis novicias (Ana, Doris, Magdalena, Federica, Martina y Antonieta) profesaron allí sus primeros votos mientras que otras hermanas renovaron sus votos temporarios y perpetuos. Agradecemos a Mons. Giuseppe Guerrini por su fidelidad y amistad y agradecemos a María, Madre de la Iglesia y Madre del Cenacolo, que continúa presente en el camino de todos sus hijos así como en un tiempo estuvo junto a los apóstoles.

Me he casado con el hombre más bello del mundo: Jesús, el hijo del carpintero de Nazareth. Me parecía que el cielo se abría para recibirme y poder unirme aún más a Él, como su esposa que lo seguirá en la alegría y en el dolor, feliz de poder correr como María Magdalena gritando a todo el mundo: “¡He visto al Señor!”
Estoy feliz de dar mi vida a quien el Señor me ponga cerca. Gracias a ti, Madre Elvira, y a las hermanas que me acompañaron, me amaron y me sostuvieron en este camino”

Sor Magdalena


¡Jesús se ha casado con mi vida y no hay alegría más grande que saber que le pertenezco! Mi “Sí” estuvo acompañado en mi corazón por la presencia de María. Agradezco a las hermanas todos los días que compartimos, la unidad y la amistad que vivimos mientras esperábamos este momento
Agradezco también la presencia de nuestra madre Elvira que con mucho entusiasmo acompañó nuestro noviciado. ¡Gracias también a sor Claudia y a sor Jennifer porque compartieron todo…y aún más junto a nosotras! Gracias.

Sor Doris


¡Grande es el amor de Dios para nosotras! ¡Mi pobre y frágil vida esposada con el Señor! ¡Cuánta confianza! ¡Cuánto amor! ¡Qué preciosa es Su Gracia! Un ‘gracias’ especial y muy grande a Madre Elvira porque creyó en mí aún cuando mi fe flaqueaba, y me acompañó con mucha paciencia, caridad y confianza.
Gracias de corazón a toda la Comunidad. Gracias, gracias, gracias, por siempre.

Sor Martina


¡Gracias, Jesús, porque me diste el don de pertenecerte totalmente! Decir mi “Sí” a Jesús fue como expresar en alta voz lo que siempre había sentido y que en este camino creció y se fortificó: el deseo de amar, de servir, de ser un canal de amor, de alegría, de paz. Agradezco a María, Luz en mi camino, que siempre guió mi vida y la cuidó. Un ‘gracias’ muy grande a Madre Elvira que  también me abrió sus brazos y su corazón. Un gracias de lo más profundo del corazón a las hermanas, que en estos años de noviciado se entregaron a nosotras sin reservas, sacrificando sus deseos para guiarnos. Gracias.

Sor Federica


¡Agradezco el don de la llamada!  Desde la primera vez que dije: “Aquí estoy”,  mi vida encontró mucha alegría, paz y esperanza.  Profesar los primeros votos era mi respuesta al amor de Jesús, que vivo y veo todos los días.  Agradezco a Madre Elvira por el amor especial que siempre tuvo a  nuestras familias, ya que el domingo de Pentecostés pude contemplar el paso de Dios en ellos. Luego de años de división, mis padres se reconciliaron y por primera vez vivimos una jornada  juntos  con serenidad.  Mi ‘Sí’ a Dios es pequeño ante la misericordia y el amor que Él derrama en mi vida.
¡Agradezco a la familia del Cenacolo que me hizo encontrar al Señor!

Sor Anna 


Cuando era niña y  pensaba en el día de mi casamiento,  nunca hubiera osado soñar con una Iglesia tan grande, con semejante abundancia de flores y con una familia tan  numerosa con la que festejar ¡pero esto todos lo vieron con sus propios ojos!
No tengo palabras para expresar la Providencia de Dios a mi corazón de mujer y esposa de su hijo Jesús; corazón que ya no es  solo mío sino de la humanidad entera, de cada persona pobre y necesitada para la que deseo ser una madre.
Es muy grande la alegría de este paso, aunque soy consciente que sólo es el inicio de un largo  camino de crecimiento  en la pobreza, en la castidad, en la obediencia y en el servicio y amor a los pobres. La fe en Dios Padre me dio la serenidad y la libertad de profesar los votos con la certeza de que Él, como Padre, ve y provee.

Sor Antonieta

ALBUM FOTOGRAFICO

 

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