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Cenacolinos Misioneros en el Ateneo

Del 14 al 18 de octubre un pequeño grupo de nuestros jóvenes del Cenacolo fuimos a testimoniar nuestra vida resucitada a todas las facultades de la Universidad de Torino. Nosotros cenacolinos, con nuestras simples vestimentas, parecíamos “desembarcados de otro planeta”; al principio un poco intimidados por el ambiente universitario, luego nos “lanzamos” a invitar a los jóvenes a escucharnos. ¡Lo que nos empujaba era el amor y las ganas de ayudar a muchos jóvenes que buscan desesperadamente una vida plena! No siempre nos recibían, y en esos momentos nos ayudaba el haber aprendido en Comunidad a no responder a las provocaciones, testimoniando concretamente que el amor vence. ¡Y nos ayudó también a sentirnos más unidos y a ser humildes, sin pensar que éramos los “ganadores”!
También encontramos y experimentamos la belleza de nuestra Madre Iglesia gracias a varios movimientos católicos presentes en la universidad que nos sostuvieron y escucharon. Conocimos sacerdotes, hermanos, consagrados, que trabajan con valentía en la universidad, ayudando a los estudiantes en silencio y simplemente, con la sonrisa, la escucha y quizá un buen sándwich convidado en el bar de los estudiantes a quien no puede pagárselo.
Mientras estábamos en la universidad, nos daban un buenísimo almuerzo en el Seminario Menor, compartiendo nuestra vida con los jóvenes seminaristas, tanto en el momento solemne de la santa Misa como en la sencillez de los bailes y cantos.
Agradecemos a Don Luca por su invitación y el recibimiento. Agradecemos a la providencia por habernos sostenido espiritualmente en los momentos de prueba y también físicamente. También gracias por el crecimiento vivido, por la libertad que vivimos siendo uno mismo sin necesidad de esconderse detrás de un vestido de marca o un peinado original. Muchos de nosotros pudimos recorrer nuestra vida, lo que nos hace más agradecidos por no ser ya jóvenes desesperados o en busca de un sentido. Agradecemos también a la Comunidad y a M. Elvira porque confió en nosotros y en lo que nuestra vida podía entregar a los estudiantes! Gracias.

Cenacolinos  Misioneros en el Ateneo

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