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1991

Junio 1991- “De la desesperación a la Esperanza”
En 1991 numerosos expertos del mundo de la droga se reunieron en el Vaticano junto al Pontificio Consejo para la familia. Era deseo del Papa que  la Iglesia elaborara un documento de orientación sobre este tema. Sor Elvira colaboró con alegría y con valor, testimoniando la experiencia de la Comunidad, y la experiencia madurada en la Comunidad Cenacolo  fue escuchada y recibida profundamente, tanto que los puntos principales  se hallaban en el Documento.   Al finalizar el encuentro, el  Santo Padre saludó y bendijo a los participantes.

Del Documento “ De la Desesperación a la Esperanza”
“En la Iglesia también existen muchas iniciativas para la prevención, para recibir y para recuperar a  los tóxico dependientes, y para su reinserción social.
(. . .) La comunidad para  sanar a los toxico dependientes  no es sólo una estructura, sino un estilo de vida para encarnar donde sea: en casa, por la calle, en la escuela, en el trabajo, en la diversión. El elemento indispensable y punto  fuerte del esfuerzo de la Iglesia en este campo es la recuperación del hombre con una acción inspirada en  una propuesta evangélica,  en la que se vuelva concreto el mensaje de amor y de salvación de la Iglesia.
 Sabemos que en muchas comunidades personas que han superado la adicción se transforman en apoyo válido y testimonio creíble para otros; son como maestros de prevención  con un ejemplo de esperanza y  recuperación positiva. Los ex adictos son especialistas en el problema de la droga porque vivieron  sobre su propia piel el sufrimiento; aceptaron la propuesta evangélica y por consiguiente son más  aptos para transmitir lo que recibieron a los que están como ellos estaban antes.
(. . .) La verdad sobre el hombre y sobre Cristo debe ser el centro de una recuperación integral. Es necesario leer con atención la afirmación del Santo Padre, Juan Pablo II:  “¡Los hombres necesitan la verdad, tienen necesidad absoluta de saber porque viven, mueren, sufren! ¡Bien, ustedes saben que la verdad es  Jesucristo! (. . .) ¡Es la verdad que salva a nuestros jóvenes: la  verdad completa, iluminada y exigente! No tengan miedo de la verdad y opongan solo y siempre a Jesucristo a los muchos maestros del absurdo y de la sospecha, que quizá pueden fascinar, pero que después, fatalmente,  llevan a la destrucción.”

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