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El nacimiento de las misiones

        Las misiones nacieron en el corazón de algunos jóvenes de la Comunidad,  especialmente en el de Nicola, nuestro “intercesor en el Cielo”. Sintieron una “urgencia” de que la Comunidad salvara la vida de los niños, concientes  que en la infancia se generan las profundas heridas que llevan al mal, a la droga, a la violencia. 
        Estos jóvenes rezaron,  preguntaron, propusieron  y  entregaron concretamente su disponibilidad diciendo: “Acá estamos”…  Así nacieron las misiones en América Latina.
        La Providencia, nuestra fiel, incansable y generosa compañera de viaje, no se hizo esperar, y así el Proyecto Misiones se volvió realidad y además del  servicio a los jóvenes desesperados, la Comunidad tomó   en esas tierras lejanas los colores de lo  más precioso del mundo: los niños, que son la pupila de los ojos de Dios.
         Así comenzó esta nueva “aventura” del Espíritu Santo que nos ha llevado a recibir a los que el mundo conoce como “niños de la calle”. 
         Junto a ellos hemos descubierto que compartir la vida y las fatigas cotidianas a la luz de la presencia de Jesús, se convierte en  educación para ambos, amor paciente que perdona, que recomienza, que sabe promover y hacer emerger la bondad impresa  en el corazón de todo hijo de Dios.
         El Padre ha querido mostrarnos su confianza entregándonos sus “joyas” , desgraciadamente ensuciadas y heridas por el mundo y sus injusticias, pero ahora finalmente de regreso a la “Casa del Padre”.
         Queremos serle fieles a Él… y a los niños , para siempre. ¡Recen por nosotros!

 Los “misioneros” del Cenacolo

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